lunes, 31 de marzo de 2008

¿Has sentido alguna vez los celos?


Todos en ocasiones hemos sentido celos. Nuestro corazón se acelera e incluso en ocasiones nos falta la respiración a causa de la ira que los acompaña. No debemos sentirnos incómodos por ello, es algo innato y natural en las personas. Según las estadísticas el 100% de las personas han sentido celos al menos un par de veces en su vida. Si bien es cierto que, no todos llegan a los extremos y que los más difundidos, son los celos entre las parejas, estos no son los únicos y así, existen celos entre hermanos, entre compañeros de trabajo que se disputan el reconocimiento, etc. La existencia de los celos es universal y puede estar basada en situaciones reales o imaginadas, pero se trata de una forma específica de miedo que puede acarrear reacciones insospechadas. Los celos constituyen la emoción opuesta a la confianza. Algunos psicólogos piensan que favorecen las relaciones fieles y monógamas y desde dicha perspectiva, se asume que funcionan como un mecanismo de defensa a través del cual, las parejas se hacen estables y duraderas perpetuándose. Sin embargo, muchas otras veces logran destruir las más bellas relaciones. Es posible intentar aprender una serie de técnicas para poder utilizarlos en beneficio de la pareja. La clave esta en el equilibrio justo, pues en su justa medida pueden constituir un aliciente para que la llama del amor se mantenga viva, pero en exceso pueden acabar en ruptura o peores situaciones. El popular dicho de “ si no está muy celoso, no esta muy enamorado” no hay que tomárselo al pie de la letra, si bien puede tenerse parte de realidad y así una persona que se considera poco celosa con sus antiguas relaciones y repentinamente, con una pareja en concreto, se muestra más desconfiado/a; puede que el motivo sea por que siente un amor más profundo y por tanto más miedo al engaño o la pérdida, o por que al lado de dicha pareja su autoestima sea más baja que con anteriores relaciones en las que se sentía superior. También, es importante confiar en uno mismo para poder confiar en la pareja, pues si a cada uno de nosotros nos cuesta ser fieles, será más fácil dudar de la fidelidad de la persona que esta a nuestro lado. El amor y los celos están pues muy relacionados, pero es posible prescindir de estos últimos para convivir en armonía.
Existen personalidades que favorecen los celos patológicos entre ellos se encuentran los obsesivos compulsivos y los que padecen baja autoestima, pero cualquier persona independientemente del tipo de personalidad y en base a las condiciones de la relación, puede sufrirlos y si no se aprende a tiempo herramientas para manejarlos podemos dejar pasar de la largo un gran amor o tal vez, el amor verdadero.

lunes, 24 de marzo de 2008

Otros pensamientos distorsionados

Además de las falacias existen otras creencias habituales en las personas, que generan malestar y emociones negativas. Entre ellas cabe citar:

Visión catastrófica o catastrofista.
Esta creencia la tienen aquellas personas que ante cualquier situación esperan el desastre y que suceda lo peor. Por citar algunos ejemplos podemos hablar de aquellas personas que si tienen un dolor de estómago piensan :“Y si tengo algo grave…” o que si esperan a alguien que no llega, piensan: “Y si ha tenido un accidente…”. Es pues evidente que, aún sucediéndonos lo mismo a distintas personas, las que tiendan a pensar de este modo se sentirán peor y sufrirán más que las que poseen un pensamiento positivo y optimista. Debemos pues dejar de anticiparnos a los acontecimientos, centrarnos en el presente y valorar las posibilidades.

Pensamiento polarizado
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Los aspectos se valoran como buenos o malos, olvidando los términos intermedios. Las cosas son o blancas o negras. Debemos en dichos casos graduar la situación y pensar que existen los términos medios.

Filtraje
De las situaciones que experimentamos o de aquello que nos sucede, filtramos o nos quedamos solo con los aspectos negativos de la situación. Un ejemplo sería, por ejemplo, estando uno en una fiesta maravillosa con amigos y pensar:” pude haber disfrutado de la fiesta de no ser por la música, que era horrible”. Debemos desdramatizar la parte negativa de las cosas, buscando soluciones y valorando también la parte positiva de lo sucedido para ver así que lo ocurrido no es tan malo como pensamos.

Sobregeneralización
Se tiende a pensar, ante un hecho que sucedió de forma puntual, que sucederá siempre lo mismo ante situaciones semejantes. Un ejemplo sería: “Desde lo de Lucia nunca he vuelto a confiar en una pelirroja”. Debemos, cuando pensemos de este modo, preguntarnos cuántas veces ha ocurrido realmente y qué pruebas tengo para pensar que sucederá de nuevo.

Culpabilidad
Culparnos a nosotros mismos o a los demás de lo sucedido, sin tener en cuenta otras circunstancias que influyen en los hechos. Debemos pensar en los muchos motivos que han podido afectar para que algo ocurra.

Interpretación del pensamiento
Consiste en creer que los demás piensan como lo hacemos nosotros, cosa que nos lleva a interpretar lo que ellos piensan, por lo que les sucede o por las caras que ponen. Un ejemplo sería pensar:” Siempre está sonriendo pero sé que no me quiere.” Debemos dejar de hacer suposiciones sobre cómo piensan los demás si no disponemos de pruebas fiables.

Personalización
Relacionar, sin pruebas, los acontecimientos que suceden con uno mismo. Cuando en grupo se hace alguna observación, la persona pensará” lo dice por mi…”. Debemos buscar pruebas y no sentirnos aludidos sin motivo.

Tener razón

Defender nuestra postura por encima de todo, aún a pesar de estar equivocados. Las personas con esta creencia no valoran opiniones de otros, a veces más adecuadas, y defienden su postura aún cuando le cause problemas o discusiones hacerlo.
Sería adecuado para cambiar dicha creencia reconocer nuestros errores y dar cabida a las opiniones de los demás.

Algunas de nuestras falacias

Falacia significa “mentira”. Existen varias mentiras como creencias distorsionadas y estas son:

La falacia de cambio.


Las personas que tienen este tipo de pensamiento distorsionado son aquellas que piensan que podrán cambiar a los demás si los presiona lo suficiente o se los convence y así al cambiarlos, adaptarse a ellos. Las energías de estas personas se concentran en conseguir que los demás cumplan sus expectativas y cuando no sucede se frustran. Nadie puede cambiar a los otros, solo a uno mismo y con mucho esfuerzo .El resultado de que intenten cambiar a otra persona, hace que la otra persona se sienta cohibida y atacada y por lo tanto no cambie en nada. Las personas con estos pensamientos ponen sus expectativas de felicidad en el comportamiento de los demás, culpando siempre a los otros de sus desdichas. Sin embargo la felicidad de cada uno no depende en absoluto del comportamiento del resto, sino más bien de las decisiones que cada uno de nosotros tomamos a lo largo de nuestra vida.
Cada uno de nosotros debemos pensar en aceptar las cosas que no nos gustan de los demás, pero en ningún caso pretender cambiarlos. El cambio debe empezar por nosotros mismos y por entender que la creencia de poder cambiar lo que no nos agrada de los demás para ser más felices es irracional y por tanto debemos preguntarnos que pruebas tenemos para pensar que la felicidad depende del cambio de esa persona y no del nuestro.

La falacia de justicia


El termino justicia es subjetivo de por si, pues nadie considera justo lo mismo. Las personas con este tipo de creencia irracional consideran que solo es justo lo que ellos creen como justo y los demás están equivocados por lo que si no están de acuerdo se sienten resentidos ante los demás. Valorar como injusto todo aquello que no coincide con nuestros deseos es pues otra creencia irracional que nos proporciona mucho sufrimiento si no intentamos cambiarla por otra más racional o más adaptativa. Una alternativa sería escuchar los deseos de los otros y preguntarnos si los demás tienen derecho a tener otra opinión distinta a la nuestra.

La falacia de recompensa divina


Dicha creencia viene de nuestra cultura y religión. Se tiende a pensar que si hacemos las cosas bien seremos recompensados. Las personas con dicha creencia irracional se comportan de forma “adecuada” en espera de ser recompensados. Creen que a través del trabajo y el sacrificio y entrega algún día obtendrán la justa recompensa, como si alguien llevase las cuentas. Se resienten cuando comprueban que la recompensa no llega. Quizá debiésemos para cambiar dicha creencia intentar hacer cosas que nos satisfagan a nosotros mismos, sin espera de nada a cambio salvo la propia satisfacción personal y no realizar una multitud de cosas que complazcan a los demás en espera de obtener después una recompensa que nunca llega.


La falacia de control

Dentro de dicha creencia existen dos formas de pensamiento deformado o distorsionado. Por un lado están las personas que se ven responsables de todo lo que ocurre a su alrededor; por lo tanto dichas personas llevan mucha carga sobre sus hombros y deben por tanto responder a todos los problemas de los demás, satisfacer todas las necesidades, en especial las de los más cercanos, pues creen que si ellos no lo hacen, nadie lo hará y ellos serán los culpables del desastre. Dichas personas deberían pensar que cada uno es responsable de satisfacer sus propias necesidades.
En polo opuesto de dicha creencia están aquellas personas que creen que ellas no son responsables de nada de lo que sucede ni pueden cambiar nada, otras personas o circunstancias son las responsables de sus pérdidas, sufrimiento o dolor, por lo que ellas no pueden hacer nada para evitarlo. Desde esta perspectiva es difícil buscar solución a los problemas pues nada funcionaría al no depender de uno mismo y la persona quedaría indefensa y bloqueada. La alternativa a dicha creencia sería pensar que cada uno es responsable en alguna medida de lo que le sucede.
Dentro de dos semanas hablaremos de algunas más de las creencias que nos proporcionan sufrimiento para poder así identificarlas y cambiarlas por otras creencias o pensamientos que nos hagan sentirnos mejor.
Lo importante pues, más que aquello que nos sucede a las personas, es como lo interpretamos, pues un acontecimiento idéntico, provoca en cada persona pensamientos y emociones muy distintas y su afrontamiento y búsqueda de soluciones a lo que le sucede estará influido por sus creencias. Las personas nos comportamos pues en base a lo que pensamos y sentimos.
Cuando las personas poseen en su sistema de creencias varios pensamientos distorsionados y estos producen en su forma de vida un sufrimiento psicológico intenso, es necesaria la ayuda de un profesional para realizar un trabajo de detección, detención y modificación del pensamiento que nos genera sufrimiento.

Falsas creencias

Las creencias que cada uno de nosotros tenemos influyen en nuestras emociones, y por medio de ellas en nuestra salud. Dichas creencias se basan en la interpretación que hacemos de los hechos, y no de éstos en si mismos. Es por dicho motivo que a varias personas le puede suceder el mismo acontecimiento y se comportan de distintas formas, y ese comportamiento está sin duda influido por su sistema de creencias, en parte innato, pero en parte adquirido o aprendido y por tanto modificable.
Todas las personas poseemos en mayor o menor medida una serie de creencias que autores como A Ellis o A Back llamaron creencias irracionales, falsas o distorsionadas. Dichas creencias no son otra cosa que interpretaciones o conclusiones falsas que las personas hacemos de acontecimientos cotidianos. Estos autores son los que más han contribuido a estudiar dichos pensamientos y opinaban que en parte el sufrimiento humano era innecesario pues provenía de dichas creencias y modificándolas podíamos dejar de sufrir de forma muchas veces inútil.
Podíamos citar muchas de estas creencias o pensamientos y la mayoría de nosotros nos sentiríamos identificados con algunas de ellas.
Algunos de nosotros pensamos que si somos buenos con alguien merecemos eso mismo hacia nosotros, la madre que espera que si cuida bien a su hijo este haga lo mismo con ella si lo necesita, o la esposa fiel que espera por ello la misma fidelidad de su esposo. En realidad y por desgracia no siempre ocurre así. Otros de nosotros ante cualquier contratiempo proyectamos una visión catastrófica, en ocasiones emitimos juicios de valor sobre los demás o nos exigimos normas rígidas a nosotros mismos. Tambien interpretamos el pensamiento de los demás o pretendemos cambiar a otros y hacerlos a nuestra imagen y semejanza o como nos gustaría que fuesen. Existen muchas creencias irracionales e identificar en cada uno de nosotros las más frecuentes es el primer paso para poder modificarlas y así mejorar nuestra calidad de vida.
En muchas ocasiones dichas creencias generan ansiedad, tristeza, rabia, frustración, por lo que nuestra salud mental puede verse afectada. La mejora en nuestro estado de salud tal y como dicen los homeópatas sigue el camino de dentro hacia fuera y así ocurre que las creencias producen emociones que hacen que nos comportemos de un modo u otro, para modificar pues algunos de nuestros comportamientos debemos identificar las creencias irracionales y modificarlas por otras más racionales y que generen comportamientos más adaptativos. Existen técnicas en psicología tales como la técnica de reestructuración cognitiva que sirven para dicho fin. Si en tus pensamientos identificas creencias de este tipo, acudir a tu psicólogo podrá ayudarte a mejorar tu nivel de salud mental y tu bienestar.

Importancia del papel de las Asociaciones

Estel de Llevant es una asociación sin ánimo de lucro fundada en Manacor en el año 1.996 con la finalidad de fomentar y conseguir la integración social, el desenvolvimiento y la mejora de las condiciones de vida de las personas y familias afectadas por enfermedades mentales, y en especial de las personas afectadas por esquizofrenia.

Algunos de los objetivos de la asociación son: defender los derechos de las personas afectadas por una enfermedad mental; mejorar sus condiciones personales y sociales; prestar el asesoramiento necesario respecto a la problemática que pueda afectar tanto a los propios enfermos como a su entorno familiar; llevar a cabo actividades de promoción, prevención, formación, ocio, tiempo libre y todas aquellas que potencien su autonomia personal, social y laboral.

La intención de la Asociación es constituir un marco de soporte y comprensión que favorezca la mejora de las personas y familias afectadas por una enfermedad mental. El esfuerzo de muchos familiares ha hecho posible que desde la creación de la asociación hace once años se disponga de dos psicólogos y dos enfermeras especialistas en Salud Mental mejorando la atención sociosanitaria y consiguiendo algunos de los recursos necesarios para ofrecer a las personas y familias con una problemática de salud mental una mejora en su calidad de vida. He tenido la oportunidad y la suerte de formar parte del equipo de profesionales y de llevar a cabo intervenciones de soporte psicológico a familiares y enfermos tanto de forma programada como urgente, coordinación de grupos de autoayuda, talleres de habilidades sociales, talleres de técnicas de relajación, actividades de empleo de ocio, tiempo libre y orientación y facilitación de la formación para futuras reinserciones laborales. De todo ello, creo que la conclusión más importante que he podido extraer es que las asociaciones juegan un papel crucial en la salud de las personas afectadas, en este caso concreto, por una enfermedad mental. La Administración siempre va más lenta a la hora de implantar los recursos necesarios para estas personas y son las asociaciones las que cubren los vacios y necesidades reales de las personas afectadas.

Un viaje a la orilla sagrada

Para alejarnos de la rutina y el estrés no hay nada mejor que viajar a parajes que nos relajen y nos aporten calma, armonía y bienestar. Uno de esos lugares y mi tierra es Galicia, allí todo es especial, sus colores, sus olores, sus gentes, su gastronomía, sus costas, sus pazos, sus hórreos, sus cruceiros. Déjate seducir por el embrujo y la magia de Galicia y ven a disfrutar a uno de los rincones de esta tierra llena de laberintos donde parece que los sueños se hacen realidad.
La belleza artística de la Ribera Sacra gallega es un aliciente único para dejarse peder por pequeños pueblos y aldeas con encanto, como Ferreira de Pantón. Enclaves mágicos donde disfrutar de insuperables vistas y conocer la cultura e historia celta de su pasado. Admirar una puesta de sol frente al Sil y sus cañones o visitar una iglesia románica del Siglo XII donde el tiempo y el espacio parecen haberse detenido.
Disfrutar de su gastronomía y de la hospitalidad de las gentes de este pueblo, donde el arte románico cisterciense ha dejado patente su paso. Si quieres disfrutar de la naturaleza y el relax, alójate en el maravilloso chalet "A Feira", en pleno corazón de la Ribera Sacra. El pueblo se encuentra cerca de ciudades importantes como Orense, Lugo, Santiago de Compostela y Vigo. Además está a 10 Kms de Monforte de Lemos, ciudad Condal que merece ser visitada por su belleza e historia.
En el pueblo se encuentra un monasterio cisterciense del siglo XII, el castillo de Maside o el pazo de Ferreiroá, entre algunos de los importantes lugares de interés histórico a visitar. Además hallarás una extensa oferta de ocio, como rutas de senderismo y rafting por el río Miño para los más intrépidos.
A pocos kilómetros del pueblo y por la carretera aparece la increíble y bella costa lucense ,con su mar bravío y sus acantilados, vestida del esplendor del verde gallego y de la luz cantábrica que le da una fuerza diferente a la de otros mares.
Aléjate de donde estés y ven a este lugar de descanso y paz enclavado en el corazón gallego.
Información en el teléfono 625 444 362 o en el correo: elodepaz@yahoo.es. Preguntar por Elo.

domingo, 23 de marzo de 2008

Aceptar pérdidas y saber expresarlo

En la vida de las personas, un constante camino de empezar y terminar, de nacer y morir, o también “renacer”, se producen ganancias y pérdidas, algunas importantes.Desde que nacemos las personas recibimos una educación enfocada a aprender a ganarse la vida, a obtener lo esperado para así tener una vida “feliz”. Sin embargo, nadie nos enseña a saber aceptar las pérdidas, ni a que dichas pérdidas no provoquen en nosotros un intenso sentimiento de frustración. Del mismo modo, el expresar las emociones de tristeza ante una pérdida es algo que nadie nos enseña y que a la mayoría de nosotros nos cuesta exteriorizar. Vivimos en una sociedad del”placer” en la que constantemente nos marcamos objetivos, cada vez más altos. La búsqueda constante de la felicidad y algunos estereotipos de ésta, tales como ser alegre y fuerte, pensar que no es adecuado llorar en público, o que un hombre llore, o que alguien eleve el tono de voz en una ocasión en la que siente la necesidad de dotar de más intensidad a lo que expresa, son algunas de las normas que, sin pensar nosotros mismos y la sociedad que nos envuelve, nos autoimponemos.
Desde la niñez, con la mejor intención, nuestros padres, cuando lloramos nos dicen frases como:” ya está, no es nada, no llores más”. Impedimos ya desde entonces que se expresen los sentimientos de dolor. Continuamos así durante la adolescencia:” mejor que no sepa lo que siento hasta que yo sepa lo que siente ella”, por miedo al rechazo de alguien que nos gusta, por ejemplo. Finalmente, cuando somos adultos hemos aprendido a creer que esconder la tristeza es un signo de fuerza; sin embargo, el ser fuerte y parecer alegre no hace que se supere el dolor, ni mucho menos que disminuya la frustración. Como al sentir dolor muchas veces no sabemos qué hacer con él y solo hemos aprendido a esconderlo, algunas personas intentan aliviarlo con medicamentos, otras con drogas, o algunas, simplemente aislándose del resto.Para muchos procesos naturales, como la muerte de un ser querido, el abandono de una pareja o el despido de un trabajo, las personas buscamos soluciones milagrosas, rápidas, que eliminen el sufrimiento, cuando en realidad es una parte más de nuestras vidas y algo que debemos sentir y afrontar de una forma lo más natural posible. Es paradójico que en los países en los que las personas pasan hambre y están en contacto diario con el sufrimiento humano, el índice de depresiones en casi inexistente, mientras que en nuestro país aumenta de forma alarmante a medida que la sociedad se convierte en lo que queremos llamar “la sociedad del bienestar”. Hay pues algo en dicha paradoja que nos invita a la reflexión y a pensar que existen formas más naturales de expresar los sentimientos de tristeza o de aprender a controlar o contrarrestar la frustración, sin la necesidad de recurrir, en casos innecesarios, a los avances de los fármacos para solventar así situaciones en las que, aún siendo útiles para ciertas enfermedades, no son la vía para solucionar nuestros problemas ni hacer desaparecer el dolor ante un proceso tan “humano” como puede ser la muerte de un familiar o el abandono de una pareja.Cuando en la vida se nos presentan situaciones de pérdida, como la muerte de un ser querido, muchos no hemos aprendido a llorar esa pérdida, a expresar nuestros sentimientos de dolor ante la nueva situación. Los mensajes continúan siendo:”Sé fuerte, el tiempo lo cura todo..., se pasará”. Pero ser fuerte no es lo que hace superar el dolor y, a veces, nos encontramos en un camino sin salida. Para superar la pérdida es necesario abordar el proceso de duelo, de forma natural y pasando por todas sus fases y en el que es necesario aprender, primeramente a aceptar la pérdida, igual que sabemos, o no nos cuesta tanto, aceptar una ganancia.
En situaciones de pérdidas difíciles un acompañamiento terapéutico en un espacio de confianza ayuda a contactar con el dolor y en ocasiones facilita la comunicación y la expresión de sentimientos y emociones.

sábado, 22 de marzo de 2008

La importancia de los espacios en la salud mental

Una de las principales contribuciones terapéuticas que la psicología puede prestar para contribuir en la mejora de la salud (mental) de las personas es la de crear una atmósfera grata y acogedora, preparada para que el paciente se sienta a gusto y desarrolle todos los mecanismos que se le puedan ofrecer para conseguir dicha mejora. Para crear dicha atmósfera deben sumarse varios factores: humanos, terapéuticos y, como no, físicos. Es aquí donde el “espacio”, entendido como continente del día a día de las personas se convierte en una clave a sumar para el beneficio de la salud mental.
Desgraciadamente, no siempre los espacios se diseñan “a medida” del usuario, ya sea por aspectos económicos o sociales o muchas veces por falta de consenso o comunicación entre el profesional que los “piensa” y el que los va a “utilizar”.
Así, el ideal para crear un espacio útil para la salud será combinar los conocimientos del psicólogo y del arquitecto sobre los factores físicos que conformarán el espacio y los aspectos constructivos o de acabado que les darán forma para así crear un espacio saludable. Con dicha sinergia se pretende conseguir una atmósfera de bienestar total de las personas para llevar a cabo una mejora en su salud.
La propuesta es crear un espacio factible para el desenvolvimiento, recuperación y desarrollo de personas con problemas de Salud Mental, en un entorno seguro y agradable.
El psicólogo pondrá en conocimiento del arquitecto las necesidades del día a día de las personas con problemas de salud mental , así como su especial idiosincrasia, y el arquitecto, apoyado por sus conocimientos constructivos, formales y estéticos, plasmará el resultado en un espacio funcional, transformable (adaptado a diferentes usos y momentos), cálido y luminoso, de proporciones cuidadas, sostenible, seguro y estrechamente relacionado con el exterior y la naturaleza, hecho este último imprescindible para erradicar de una vez por todas ese sentimiento de confinamiento que puede sufrir la persona y que tan poco favorece su recuperación.

Suele suceder

Muchas personas que acuden al psicólogo o al psiquiatra vienen para decir que están tristes, que sus vidas transcurren de manera monótona y sin expectativas, que trabajan nada más que para subsistir y que no saben en qué ocupar su tiempo libre. La mayoría ya han visitado a su medico de cabecera, al psiquiatra y posiblemente hayan recibido la etiqueta de un diagnóstico seguro:”Depresión” o al menos algún antidepresivo o tranquilizante que les deja temporalmente tranquilos y convencidos que será la solución a sus problemas. Incluso me atrevería a decir que muchos valoran la valía de los profesionales de la salud por la cantidad de pastillas que les recetan y es usual escuchar decir:”No me recetó nada, tendré que ir a otro que entienda”. El NO recetar e indicar hacer las cosas por uno mismo, implicarse en el proceso personal de curación, requiere esfuerzo personal y trabajo y por tanto no sirve para la mayoría de aquellos que pagan la seguridad social y por ello necesitan soluciones de otros a sus problemas. El buscar respuesta a cada proceso natural de la vida en una consulta es tener miedo a afrontar nuestra existencia. Debemos ser los protagonistas de nuestras vidas y si bien en ocasiones será necesario recurrir a los avances de la ciencia y los fármacos, muchas otras debemos intentar afrontar las situaciones que la vida nos presenta de forma real y con las emociones que ello genera.

viernes, 21 de marzo de 2008

CICLO DE MUSICOTERAPIA





















A raíz de la reciente publicación de un artículo de musicoterapia en la revista comarcal cent per cent de Manacor, surgió el contacto y la unión de personas del ámbito de la música y la salud y a partir de ellas la iniciativa de dar a conocer a la población de Manacor y comarca los efectos beneficiosos de la música a todos los niveles de funcionamiento de las persona: fisiológico, psicológico, intelectual, social y espiritual.
La idea consiste en que diferentes colectivos de personas aprovechen de los beneficios de la música para mejorar su nivel de salud.
La música es una herramienta muy útil y al alcance de todos, el conocer sus beneficios y aplicaciones podrá ayudarnos a emplearla como recurso personal o de ayuda a otras personas en el caso de los profesionales de la salud, así como de vehículo de comunicación y expresión de sentimientos.

A través de la musicoterapia se estimulan experiencias individuales y/o de grupo para la exploración de sentimientos y emociones, favoreciendo el conocimiento íntimo y el desarrollo de la autoestima.

El objetivo general de la realización de un ciclo de salud mental y música es el de dar a conocer a la mayor parte la población de Manacor (Baleares) y comarca los beneficios tanto físicos como psicológicos de la música.
Los objetivos específicos en función de donde se realice la sesión, serán distintos, pues las personas receptoras de las sesiones serán diferentes colectivos y personas de la comarca de LLevant; pero entre algunos de los objetivos específicos caben destacar:

- Dotar a las personas a que participen de unas vivencias musicales enriquecedoras, estimulantes y motivadoras.
- Aumentar la confianza y la autoestima.
- Desarrollar la creatividad y la imaginación.
- Estimular el desarrollo cognitivo (atención, concentración y memoria)
- Favorecer interacciones sociales positivas y la integración.
- Favorecer la expresión emocional.
- Fomentar la comunicación.
- Fomentar la iniciativa y la toma de decisiones.
- Fomentar la relajación o la activación.
- Provocar una experiencia placentera.

El ciclo constará de 5 sesiones que se realizaran en los siguientes lugares:

- Asociación Estel de LLevant, dirigida a los usuarios, familiares, voluntarios, socios y profesionales de la Asociación.
- Residencia de Manacor, dirigido a los usuarios, familias y profesionales de la residencia.
- Aproscon, dirigido a usuarios, familiares y profesionales del centro.
- Hospital de Manacor, dirigido a los usuarios y profesionales del hospital.
- Fundación Trovada, dirigido a la población general.
- Teatro municipal de Manacor. Mesa redonda. Dirigido a todos los interesados o participantes de las anteriores sesiones.


Como elegir psicólogo


A veces cuando decidimos que necesitamos ayuda para superar algunas de las dificultades que aparecen en nuestra vida, se nos plantea la duda de cómo elegir al psicólogo adecuado y como saber si el elegido será o no el mejor o aquel que pueda ayudarme en mis problemas o dificultades. Su terapeuta o psicólogo debe ser una persona en la que usted tenga fe y que le inspire confianza.
Debe interesarse en lo que usted cuenta y ser humanamente sensible. Debe prestar atención a sus aspectos sanos y no solamente a sus aspectos enfermos, pues es a veces potenciando las partes sanas de cada uno de nosotros, como se disipan aquellos aspectos menos sanos y que nos provocan malestar y ansiedad.

El objetivo de su terapeuta debe ser ayudarlo a usted a que se sienta mejor, más dueño de sí mismo, a que pueda comprenderse, aceptarse y conocerse mejor.

Comenzar una terapia supone generalmente un arduo esfuerzo, muy parecido al esfuerzo que en ocasiones implica vivir.
Hay momentos de alegrías y otros dolorosos, diferentes puertas que se abren en busca de una alternativa para que usted resuelva sus conflictos y establezca una alianza con sus propios recursos sanos.
Bastaran pocas visitas y en ocasiones la primera entrevista para que usted descubra si la persona que le atiende podrá ayudarla y entenderla. Al margen de los conocimientos, la experiencia o la orientación psicológica empleada, las personas establecen entre ellas mejores o peores vínculos en base a características complejas y personales que crean o no, una necesaria afinidad para establecer un vínculo terapéutico y dejarse ayudar. Lo primero es tener confianza en el proceso de mejora y lo segundo en la persona que va a ayudarnos y en su entendimiento hacia nuestros problemas. De poco sirve que el profesional sea de reconocido prestigio si al sentarme frente a él, me siento cohibido/a como persona a la hora de expresar mis problemas o mis sentimientos. Es pues necesario conocer al terapeuta para después decidir por nosotros mismos si esa persona será eficaz a la hora de ayudarnos. A cada persona le servirá una ayuda distinta y solo cada uno de nosotros es capaz de darse cuenta de lo que le ayuda y le sirve. El crear un vínculo terapéutico, en el que la persona que necesita ayuda y su terapeuta establezcan un ambiente de respeto mutuo y confianza, facilita la mayor parte de la mejora y el que la persona sea capaz de encontrar en si misma con la ayuda de su terapeuta, los recursos más efectivos y adaptativos que le lleven a alcanzar el mayor grado posible de salud y una mejor calidad de vida. Al igual que establecemos afinidades con las personas y en ocasiones alguien nos proporciona tranquilidad sin apenas conocerlo/a, o por el contrario nos proporciona intranquilidad o malestar; así cuando usted acuda a la consulta de un psicólogo sabrá si será posible, esa afinidad y en consecuencia el establecer un buen vínculo en el camino conjunto hacia la mejora de su bienestar.

jueves, 20 de marzo de 2008

Musicoterapia

Utilización de la música como herramienta de salud mental














Grupo Malabache.

El término musicoterapia se usa en general para designar cualquier forma de uso terapéutico de la música. Desde esta perspectiva, la terapia musical puede considerarse una herramienta eficaz para la salud y en especial, para la salud mental; ya que puede utilizarse como elemento mediador para favorecer las interacciones sociales y disminuir los niveles de ansiedad. En el presente artículo se exponen los principales efectos terapéuticos que esta técnica tiene sobre las personas. La literatura revisada aporta evidencia de efectos terapéuticos tanto a nivel fisiológico como psicológico. Entre ellos cabe destacar un estado de relajación, serenidad y un aumento de la interacción social.

La música se ha utilizado desde la antigüedad como elemento curativo o mediador para un fin terapéutico. Así lo han descrito numerosos filósofos, historiadores y científicos, quienes la han interpretado como una fuerza que influenciaba el pensamiento, las emociones y la salud. Ha sido también considerada como un arte que facilita la comunicación con los demás y la exploración de uno mismo. Como forma de arte, la música aparece antes que la misma ciencia, tan natural y espontánea como las emociones, tan inmediata y necesaria como la comunicación y el lenguaje. Al igual que otras formas de arte es una experiencia que propicia la creatividad y aumenta la sensibilidad, enriqueciendo y armonizando al ser humano. Este efecto pudo apreciarse en pintores de la talla de Vincent Van Gogh (al cual se le diagnóstico un cuadro psicótico) y Dalí (quien se autodefinía como paranoico), o escritores como James Joyce. Todos ellos se estabilizaban cuando desarrollaban su actividad artística. Hace más de 2.500 años que el filósofo griego Pitágoras recomendaba cantar y tocar un instrumento musical cada día para eliminar del organismo el miedo, las preocupaciones y la ira. Aristóteles hablaba también del valor curativo de la música, mientras que Platón la recomendaba para combatir miedos y fobias. Ambos filósofos llegaron a describir la música como modificadora del humor y de las emociones. Burton reunió todos los ejemplos disponibles de curación mediante la música. En el siglo XVII se habló de los efectos de la música sobre las fibras del organismo, atribuyéndole a ésta un efecto triple: calmante, incitante y armonizante. Actualmente, la música como terapia artística, al igual que otras artes como la pintura o la poesía, se le atribuyen efectos beneficiosos en pacientes con problemas de salud mental. El uso de la música dentro de las actividades terapéuticas de un psicólogo como una técnica no invasiva, efectiva y rentable que se utiliza con el propósito de crear un ambiente terapéutico que ayude a la persona a conseguir un cambio específico de conductas, sentimientos o funcionamiento fisiológico , promocionando así su salud y su bienestar. Además, se considera que mejora la empatía y ayuda a establecer una mejor relación terapéutica con la persona que acude a la consulta.


Efectos psicológicos de la música


Se ha demostrado que la música tiene la capacidad de reducir la ansiedad, la sensación de dolor, de movilizar emociones y evocar sensaciones. Puede traer a la memoria olores y colores, e incluso, modificar el estado de ánimo del oyente. La música ayuda a la expresión de emociones profundas, estimula la atención, la capacidad de concentración, la memoria a corto y a largo plazo. Mueve a la reflexión, facilita la comunicación verbal, estimula el uso del lenguaje y provoca el placer estético. Desde el punto de vista social, la música fomenta las relaciones entre los miembros del grupo, facilita la cohesión y el sentimiento de pertenencia al mismo y contribuye al desarrollo de habilidades sociales.


Efectos fisiológicos de la música


Actualmente, se atribuyen a la música efectos fisiológicos beneficiosos sobre el ritmo respiratorio, la presión arterial, las contracciones estomacales y los niveles hormonales. Igualmente, los ritmos cardíacos sufren variaciones, se aceleran o se vuelven más lentos hasta sincronizarse con los ritmos musicales. También se sabe que la música puede alterar los ritmos eléctricos de nuestro cerebro. La terapia musical sostiene que lo que uno escucha puede afectar la salud, positiva o negativamente. Si una persona cierra los ojos durante un minuto y escucha los sonidos que hay a su alrededor, el impacto recibido será distinto si escuchan bocinas, martillos, gotas de lluvia, niños riendo, o una orquesta sinfónica. De modo que el sonido puede ser un gran sanador o todo lo contrario.