miércoles, 13 de mayo de 2009

Mediadores emocionales


Las emociones están presentes en la vida de todas las personas, prácticamente en todo lo que hacemos. Estamos con un amigo porque nos sentimos a gusto con él, visitamos a nuestros abuelos porque les queremos, y vamos el fin de semana a la playa con ánimo de pasarlo bien. Nos enfadamos cuando no nos salen bien las cosas y nos alegramos y estamos satisfechos cuando tenemos éxito en lo que nos hemos propuesto. Tenemos miedo a volar en avión o a ir a la consulta del dentista. Nos sentimos afligidos y doloridos cuando muere un familiar, o alegres cuando la persona que nos atrae nos corresponde. Hay días que podemos trabajar o estudiar con interés y entusiasmo y otros que sólo sentimos pereza. Estas y otras situaciones de la vida cotidiana ponen de manifiesto la influencia que las emociones ejercen en nuestras vidas. Podemos afirmar que las emociones son inherentes a la propia condición humana y que, en gran medida, determinan su existencia.
No obstante, a pesar de su presencia continuada en nuestras vidas, resulta muy difícil poder entender un fenómeno tan complejo como son las emociones.
El ser capaces de expresar nuestras propias emociones es de gran ayuda pues alivia el malestar psicológico, sin embargo en muchas ocasiones nos cuesta expresarlas e incluso identificarlas.
En muchas ocasiones hay imágenes, sonidos, personas o cosas que uno rechaza o de las que nos alejamos sin saber el motivo, elegimos a otras personas, imágenes, sonidos o cosas pero no sabemos si por que la emoción que nos producen nos causa bienestar o por que nos produce atracción.
Muchas veces al rechazar “algo”, se rechaza más que nada una emoción propia. A todos nos cuesta en mayor o menor medida evocar estados emocionales, sin embargo cuando uno entra en contacto con su mundo emocional puede saber por que elige algo o por que no y liberarse de las sensaciones de angustia que nos produce lo desconocido.
Existen muchas maneras de liberar emociones y muchas herramientas que actúan como mediadoras para expresarlas. Debido a que somos seres sensoriales, aquellas cosas que llegan a nosotros a través de los sentidos tales como las imágenes, ( fotografía, pintura, escultura, etc.) los sonidos o la música, los olores, las caricias, los sabores, etc pueden actuar como mediadores en la expresión de nuestras emociones.

Las siguientes sesiones grupales intentaran a través de los 5 sentidos que las personas poseemos despertar las emociones que todos tenemos en nuestro interior para poder reconocerlas y expresarlas. Empezaremos utilizando las imágenes a través de al fotografía y los sonidos a través de la música para identificar en grupo la diferencia emocional ante los mismos estímulos.

TERAPIA GRUPAL MENSUAL: IMÁGENES Y EMOCIONES

Objetivos:

- Conocer e identificar nuestras emociones.

- Facilitar la evocación de emociones

domingo, 3 de mayo de 2009

Astenia primaveral

Ya lo dice el refrán: " La primavera, la sangre altera". En esta epoca del año, la naturaleza está en completa ebullición, todo es una explosión de vida, las flores, plantas y árboles brotan, se produce el deshielo, el cielo cambia de azul a gris, hace frío y calor en un mismo día. Las personas también tienen cambios emocionales en esta época del año.
La llegada de la primavera comporta una serie de cambios climáticos: aumento de la intensidad lumínica, subida de las temperaturas, incremento de las horas de sol, variaciones en los niveles de humedad y presión atmosférica, que en muchos países van acompañados de cambios horarios. Todos estos factores alteran los ciclos o biorritmos que tenemos todos los seres vivos y que preparan nuestro organismo para el comienzo del día y de la noche, los que determinan la adaptación de nuestro organismo a nuestro ciclo biológico y están relacionados con cuándo nos levantamos, cuándo nos acostamos, cuándo comemos, cuándo descansamos o cuándo nos activamos con mayor o menor intensidad.
Pero, ¿dónde se encuentra el origen de esta perturbación?
Son muchas las personas que reciben de manera positiva esta época del año. No son menos las que, con la llegada de la primavera, sienten un mayor cansancio (astenia o fatiga) del habitual o se encuentran sin fuerzas para comenzar el día, incluso con un estado anímico muy bajo. Estas personas sufren lo que popularmente se ha dado en llamar "astenia primaveral". Se estima que lo sufren entre 1-5 de cada 10 personas. Se trata de un trastorno leve y pasajero que se produce cuando nuestro cuerpo no consigue adaptarse de forma adecuada a los cambios que conlleva la nueva estación. Esta mala o lenta adaptación se manifiesta en una sensación de debilidad y falta de vitalidad generalizada, que suele durar unos días o semanas y en ningún caso más de tres meses. Llevar una vida ordenada, dieta equilibrada, dormir las horas necesarias y practicar ejercicio moderado constituyen la mejor prevención para las personas más sensibles a los cambios estacionales. No es garantía de que no se produzcan, pero se llevarán mejor los cambios.
Todas las personas acusamos estos cambios, aunque de distinto modo: mientras algunas los asimilan con facilidad y rapidez, otras sufren un proceso de adaptación más lento y difícil, que se convierte en una astenia cuando se manifiesta en un grado leve y puede llegar a una depresión cuando la gravedad es mayor.
Resulta difícil saber con exactitud a cuántas personas afecta la astenia primaveral en nuestro país, ya que, al tratarse de un trastorno ocasional y leve, muchas no lo manifiestan públicamente, por lo que no existen datos publicados al respecto, pero hay cifras que apuntan a que puede llegar a un 50% de la población. .
Si sentimos cansancio, decaimiento físico e intelectual, somnolencia, dificultad de concentración, cierta apatía y dejadez, sensación de aturdimiento o de presión en la cabeza, pueden aparecer mareos, irritabilidad, falta de apetito, disminución de la libido y puede aparecer un descenso del sistema inmunitario que nos haga más sensibles a los procesos alérgicos o infecciosos.
Cuando se padece este trastorno, el sueño no resulta reparador, aunque durante la noche se haya dormido las horas necesarias. Una queja habitual de quién sufre astenia primaveral es: "no tengo ganas de levantarme por las mañanas", aún en personas muy activas habitualmente. Por lo general, se trata de síntomas reales que sólo son alimentados psicológicamente por las personas hipocondríacas y las que sufren trastornos de ansiedad y del estado de ánimo, que tienen una apreciación distorsionada de estos indicios. A pesar de que por su sintomatología se pueda tener la impresión de padecer una patología, la astenia primaveral no se puede considerar una enfermedad, ni por tanto un síndrome (conjunto de síntomas asociados a una enfermedad), ya que sus efectos desaparecen en cuanto el organismo se ajusta a los cambios estacionales. También es importante diferenciar este trastorno pasajero del síndrome de astenia crónica, una afección de origen desconocido y que presenta cuadros de inmunodeficiencia mucho más severos y de larga duración, de tres a más de seis meses, y el de otros trastornos físicos o psíquicos que pueden tener también estos síntomas. Por eso es necesario consultar al médico de cabecera y si los trastornos tienen un origen psicológico ponerse en manos de un profesional de la psicología para ayudar a combatir y prevenir el trastorno. El mejor tratamiento es la prevención y la principal clave para combatir y prevenir la astenia primaveral es mantener unos hábitos de vida saludables.
Además, y desde el punto de vista psicológico, conviene restar importancia a los síntomas corporales y esperar con serenidad a que desaparezcan. Debemos pensar en términos de normalidad y no de enfermedad, ya que son desequilibrios corporales, como los que se pasan- por ejemplo- con la menstruación.
Llevar una alimentación completa y hábitos de vida saludables es suficiente para que el organismo funcione como debiera, por lo que no es necesario recurrir a ningún tratamiento para la astenia primaveral, ya que es considerado siempre como un trastorno leve y pasajero que, por tanto, no necesita ser tratado. Se debe desdramatizar; no podemos fomentar la idea de que cualquier pequeño desajuste suponga un riesgo para nuestro equilibrio. Con actitudes como la automedicación al mínimo síntoma estamos creando una sociedad de hipocondríacos; gran parte del sufrimiento de la sociedad de nuestros días está relacionado con la incapacidad de adaptarse a la frustración y las molestias. Aparecen situaciones de cansancio o dolor leve que conviene dejar que pasen por sí solas. De esta manera aumentará nuestra capacidad de superación. Cuando uno acepta sus propias limitaciones o pequeñas incomodidades también aprende a ser más feliz.
Es una receta o una recomendación psicológica o de afrontamiento que, a la larga, nos ayudará a ser más felices en nuestra vida.