miércoles, 19 de diciembre de 2012

Aunque en Navidad no estén todos, podemos soñar.

Una vez más, el año se acaba y, como siempre, nos proponemos nuevos retos y objetivos. El final del año parece hacernos reflexionar y analizar nuestros logros y fracasos.
Para muchos, las navidades son fechas de alegría, fiesta y celebración; para otros en cambio, fechas de tristeza y nostalgia. Si los logros fueron pocos y los fracasos abundantes será más fácil sentir la tristeza y nostalgia que si el año nos regaló éxitos y alegrías.
Recordamos con añoranza a personas que ya no están y formaron parte importante en nuestras vidas, notamos su ausencia, más aún si su silla está vacía o la ocupa alguien distinto. 
Mucha gente se siente sola, mientras otros se reencuentran y están cerca de los que quieren. Sea cual sea nuestra situación debemos intentar vivir las emociones que sentimos desde una posición de mejora y evolución constante.
A mí, las navidades me devuelven recuerdos nostálgicos de mi abuela, la persona que fue el pilar de mi vida. Ella reunía a toda la familia entorno a una mesa y desde su marcha la mesa ya no volvió a ser tan grande y llena de amor. Sin embargo, disfruto de ese sentimiento de nostalgia y dejo que me abrace esa emoción, sintiéndome afortunada de que formase parte de mi vida y sé que de algún modo continúa presente en mi corazón, dejando que nazcan ilusiones nuevas que ella me hizo descubrir de niña.
Igual que me sucede a mí, os invito a todos a transformar recuerdos de nostalgia y tristeza en experiencias irrepetibles; quizá muchos, como yo, notéis que ya sois pocos y faltan muchos, quizá otros sintáis que no podéis cenar manjares, pero siempre se puede adornar una mesa como un día especial y cocinar con más amor lo mucho o poco que tengamos; si te sientes solo puedes llamar a esa persona que hace tiempo quieres perdonar o pedir perdón y reconciliarte con ella, y siempre puedes recordar con amor a los que ya no están y sentir que de algún modo continúan en la mesa, abrazándote y participando al estar presentes en tus recuerdos y emociones.
Despide 2012 con alegría y sin añoranza y da la bienvenida a 2013 y a todo lo bueno que está por venir con él. Da gracias por haber estado disfrutando este año que se acaba de la gran aventura de la vida, con sus momentos buenos y malos. Intenta desear más y soñar más en que este año será mejor y seguro que la vida se parecerá un poco más a lo que siempre habías deseado.
Soñar, desear, confiar, creer en ti y en que las cosas mejorarán son las herramientas más poderosas que existen para conseguir lo que anhelas. Guíate por ellas y cada día vivirás un milagro.
Este año, en mis navidades faltarán muchos que ya no están y otros que no pueden venir, pero mientras escribo estas letras mi madre está volando hacia esta isla, mi segundo hogar; y el jueves hará lo mismo mi hermana, mi otra mitad. Con ellas y los que siempre están a mi lado intentaré vivir las mejores fiestas. Os deseo a todos que utilicéis el gran poder que tenéis en vuestro interior para reconvertir la nostalgia en amor y la tristeza en alegría, a reconvertir vuestras emociones en el mejor regalo que podamos recibir en estas fiestas.

domingo, 25 de noviembre de 2012

La pareja es cosa de uno


La personas creemos hallar en ocasiones el remedio a nuestros males al encontrar a alguien que nos entienda y con quién compartir nuestras penas y nuestras alegrias. Pensamos así que si tuviésemos una pareja seríamos felices y no sufriríamos tanto. Sin embargo, muchas veces la pareja es el motivo de nuestro malestar, sobre todo, si en ella se depositan todas las expectativas o creemos encontrar en ella la clave del sentido de la vida
En la mayoría de las ocasiones, si no poseemos un equilibrio psicológico y un estado adecuado de salud mental, será mucho más difícil que la pareja funcione y no existan las frecuentes discusiones y malentendidos, presentes por otra parte en todo tipo de relaciones humanas, pero siendo en el vínculo amoroso donde se consolidan, pudiendo anidar en él de un modo patológico.
Además, las personas elegimos a la pareja desde nuestra parte más patológica y desde dónde nuestros conflictos intenos no estan resueltos, como si nos pusiésemos a prueba con el más difícil de los exámenes, quedando así frustradas nuestras expectativas o planes de felicidad futura.
El vacío afectivo, la falta de contacto con nosotros mismos, el buscar en el otro lo que no encontramos en nuestro interior son algunos de los motivos que nos hacen pensar que si alguien nos da lo que necesitamos y nos entiende dejaremos de sentir ese malestar o vacío emocional. Todo parte de la siguiente premisa: no podemos tener algo que nunca se nos dio. A veces, en la infancia, sufrimos carencias y, más tarde, necesitamos que alguien nos dé eso que nos faltó; es entonces cuando se lo pedimos a nuestra pareja, creando una dependencia hacia esa persona, una adicción personal. La obsesión puede venir precisamente de ahí; si nuestra pareja o persona deseada no nos da lo que queremos generamos una gran frustración que nos lleva a obsesionarnos con esta persona, ya que en nuestra fantasía soñamos en que nos tiene que dar aquello que necesitamos, igual que lo que siente un adicto por las drogas. Una de las funciones del psicólogo es tratar de que la persona busque en sí misma, y no en sus parejas, sus propias carencias, entendiéndolas y aceptándolas, despejando así el vacío y dejando de sentir ese malestar emocional que les atormenta.
Cada vez me encuentro de forma más frecuente en mi consulta malestares emocionales relevantes, causados por conflictos en las relaciones de pareja. Si bien cada caso es particular, existe una expresión común en todas ellas: la queja. Los hombres se quejan de no saber ya cómo abordar a las mujeres, de que hagan las cosas como las hagan no será nunca al gusto de su pareja. Las mujeres se quejan de sentirse solas en el vínculo afectivo, de la falta de iniciativa de sus parejas, su desinterés por algunas cosas y la falta de comunicación.
En definitiva, el encuentro y el desencuentro amoroso hoy está mucho más presente en nuestras consultas como profesionales de psicología y eso tiene muchas reflexiones positivas y negativas al respecto del aumento de personas que acuden a realizar una terapia de pareja.
Alguno de los aspectos positivos es, sin duda, que la realidad social de la pareja hoy día pone el acento más en la igualdad y en los derechos que en la diferencia que los une. El hecho real de la incorporación de la mujer al trabajo, lugar antaño reservado al hombre, modifica sustancialmente la connotación que cada rol tenía en la pareja y los conflictos se intentan resolver en un juego especular; los dos deben repartirse las responsabilidades como si se tratara de una justicia distributiva: el trabajo, los niños, las deudas, etc. Desde esta exigencia, todavía las parejas entan perdidas y necesitan muchas veces la ayuda profesional, siendo de vital importancia acudir a realizar una terapia de pareja antes de que la falta de comunicación o de respeto haga que sea demasiado tarde para que pueda ser efectiva.
No debemos engañarnos pensando que existen principes azules y que cada vez que una relación de pareja no funciona el motivo es que la persona me ha decepcionado y no es lo que buscaba o esperaba; pero por el contrario tampoco debemos pensar que la relación debe seguir a toda costa a pesar de que el respeto, la comunicación y la búsqueda de objetivos conjuntos se haya perdido, sólo por el miedo a quedarnos solos.
La pareja es alguien que no limita y se enorgullece de nuestros logros como si fuesen propios, que nos hace crecer, que nos acompaña en el camino, pero sin ponernos trabas o cerrarnos puertas impidiendo que caminemos por dónde lo haríamos sin que ésta estuviese a nuestro lado. El amor no es posesión, sino repeto y libertad y, como tal, cree y confía, acompaña pero no encierra.
Quiero animar a todas aquellas personas que quieran mejorar sus relaciones o disfrutar plenamente de ellas a pedir consulta y asesoramiento a un psicologo especialista en terapias de pareja cuando crean que algo falla en su relación, para así mejorar sus vidas y tener estrategias para que la comununicación y el respeto sigan presentes y avancen juntos en la búsqueda de objetivos que les hagan encontrar el sentido a sus vidas.

viernes, 19 de octubre de 2012

Una sociedad de analfabetos emocionales

Siempre he creído que la crisis económica en la que nos encontramos sumidos es una crisis mucho más profunda de valores y emociones.
Vivimos en una sociedad donde en materia emocional no hemos sido educados, conocemos los últimos avances de la ciencia y nuestros hijos van al colegio con un ultimo modelo de portátil, pero nadie les explica como construir su autoestima o adquirir empatía hacia sus semejantes. Sin duda es más fácil manejar un ordenador que aprender a manejar la compleja máquina de nuestras emociones, por eso es frecuente creer que no podemos hacer nada y que nos toca vivir con ellas y ante una reacción que no nos gusta es frecuente justificarse con las frases:” Es que soy así, tengo un carácter fuerte o difícil, entendida como una justificación para no trabajar en nuestras emociones y por tanto modificar así nuestras reacciones.
La tendencia general es reprimirlas y evitar así sus efectos negativos. Toda vía recuerdo un compañero que ante una reacción de enfado se quedó perplejo mirándome sorprendido de mi reacción frente a su aparente calma y sosiego que posiblemente le generase alguna incómoda reacción física que no asociará al acontecimiento.
No queremos dejarnos llevar por las emociones , pero las sentimos de un modo u otro y reprimirlas deja heridas también en nuestro cuerpo, que son si no ,las frecuentes gastritis, contracturas musculares, problemas en la piel y hasta otras dolencias mas graves,, son los reflejos de nuestras emociones reprimidas.
En nuestro momento histórico más que nunca. Los cambios profundos y acelerados de nuestra sociedad industrializada y consumista presionan fuertemente en equilibrio de los individuos y los colectivos, no sabemos quienes somos o quienes deberíamos ser para adaptarnos a la sociedad en la que vivimos.
Yo no quiero ese deportivo, pero quiero el amor de ese grupo de gente que me querrá más cuando tenga ese coche.
El estrés, la inseguridad, el malestar, la depresión, las dificultades de convivencia, la agresividad, el poder, la violencia. Son cada vez más frecuentes para el conjunto de la humanidad.
La cultura occidental ha creado una separación entre pensamiento y emoción que debilita la unidad de la persona.
En contraposición a todo esto, sabemos que la plasticidad del cerebro humano es permanente y posibilita que podamos modificar el pensamiento y las emociones a lo largo de nuestras vidas. De esos cambios y la educación de las emociones depende que estas influyan positiva o negativamente en las personas y por tanto en la sociedad. Podemos interpretar nuestra vida emocional e introducir cambios y podemos ayudar a otros a interpretarse y a mejorar. La relación entre pensamiento y emoción es constante como lo es entre mente y cuerpo y por tanto entre emoción y salud.
Las emociones realizan la función de regular el desarrollo individual y social. El ajuste consigo mismo, con los otros y con el entorno genera satisfacción y equilibrio personal y por tanto social.
Vivir las emociones permite descubrirnos y experimentar en que consisten, por eso debemos estar en disposición de conocerlas, llegar a conocer sus causas y descubrir las necesidades básicas que intentan satisfacer.
Vivimos en una generación llena de grandes avances y descubrimientos, podemos incluso pisar la luna y viajar a la velocidad del sonido, pero somos auténticos analfabetos emocionales.
Es evidente que debemos aprender muchas cosas para vivir y convivir, para ser personas más completas y construir una sociedad más humana y más justa, pero también debemos des- educarnos y por tanto cuestionar aspectos de nuestro modelo cultural.
Queremos ser respetuosos y solidarios, pero nos comportamos como individualistas y excluyentes, por procedimientos adquiridos o soluciones aplicadas en sentido contrario.
Debemos encontrar nuevos caminos para resolver los problemas de siempre y plantearnos nuevas preguntas. Debemos replantearnos valores como el bienestar, la solidaridad, la felicidad, el amor y darnos cuenta de su significado para nosotros. Ello nos llevará a nuevas prioridades vitales. A cambiar para mejorar personal y socialmente, en lugar de acomodarnos a la sociedad en que vivimos y renunciar a mantenernos vivos.


miércoles, 29 de agosto de 2012

Diferenciar el trigo de la paja.


En ocasiones en nuestra vida suceden acontecimientos que nos dejan inválidos y bloqueados, como la pérdida de una pareja o un trabajo; situaciones que nos hacen sentir que no somos nadie y nuestra vida ha perdido el sentido. Ya no soy la supervisora de aquella unidad o la mujer del prestigioso abogado laboralista.
Lo que hay de extraordinario en ti, sigue existiendo, independientemente de lo que sucede a tu alrededor. Tú eres lo que cuenta, no las etiquetas que te pongan los demás. Ponemos en los demás la responsabilidad de lo que creemos ser y olvidamos lo que verdaderamente somos en realidad al establecer vínculos con lo que nos rodea, si esos vínculos significan dependencia. El vínculo más importante de tu vida debe ser el que establezcas contigo mismo. Podemos perderlo todo pero conservar nuestra identidad. Existen personas que continuamente buscan respuestas y otras, en cambio, que huyen de hacerse preguntas refugiándose en una rutina llena de quehaceres y actividades que les dejan exahutos. A veces hay que hibernar en nuestro interior para hallar la fuerza y las respuestas a todos los porqué, los quién y los qué: por qué hago, pienso o siento esto; por qué busco, quiero o espero eso; por qué insisto tanto en aquello; por qué voy siempre por este camino y no por otro. ¿Quién soy? ¿Qué quiero, qué busco, qué espero...? Todas estas son preguntas que solamente pueden ser contestadas por nosotros mismos y, en caso de no encontrar repuestas, buscar la ayuda de un psicólogo cualificado que simplemente guiará el camino para reconocer las respuestas. Solamente de esta forma podremos diferenciar el trigo de la paja, lo que debemos ser de lo que queremos ser, lo que somos en realidad.

Es difícil, pues a nadie le gusta verse cómo en realidad es, aceptando sus sombras, lejos de la imagen de nosotros mismos que nos ofrecen los demás o lejos de esa otra con la que pretendemos engañarnos y agradar a otros. Todo eso es difícil pero necesario. A veces habrá que cambiar ciertos aspectos de nuestro carácter que no aceptamos y eso requerirá un esfuerzo personal y una constancia en el trabajo del autoconocimiento y la evolución personal.

Pero cambiar no significa perder nuestra esencia, sino mejorar ciertos aspectos de nosotros mismos, asimilar errores, debilidades, limitaciones. Pedirte perdón, pedir perdón y perdonar. Sonreir y volver a empezar aunque tengas que cerrar alguna puerta. No sientas tristeza por ello; no te sujetes por miedo a lo que fue o no fue, a lo que fuiste o lo que quisiste y no pudiste ser. Abrirás otra puerta o ventana por la que entrará una luz más clara que antes. Piensa que tienes la capacidad de imaginar, buscar y crear hierramientas, puentes y salidas para hallar el camino hacia ti mismo; y si no eres capaz no sientas miedo ni vergüenza en pedir ayuda a un profesional cualificado. El trabajo psicológico nunca es un trabajo rápido y depende de las ganas de evolucionar de cada persona. En mi carrera profesional he encontrado cambios espectaculares y mejorías increibles en espacios cortos de tiempo; otras personas, en cambio, más reacias a la terapia, han necesitado tiempos más largos pero han caminado finalmente hacia la salud y la paz interior. Adquirimos hábitos y nos es más fácil regresar a lo conocido que encaminarnos hacia lo que aún está por crear. Quiérete, compréndete y ten paciencia contigo mismo cuando te caigas nuevamente.

Quiero acabar con una metáfora que utilizo mucho en consulta.
Al empezar un proceso de evolución personal somos un barco que ante cualquier tormenta se mueve a la deriva y cada vez acaba en una orilla diferente que le cuesta reconocer trás el naufragio; sin moverse se queda esperando el siguiente temporal con más o menos miedo.
Al finalizar somos un barco anclado, que cuando sobreviene el temporal se tambalea en la tormenta, pero cuando sale el sol, continúa en el mismo lugar donde estaba antes de empezar la tormenta, por lo que permanece anclado, más firme, sabiendo que la siguiente tormenta ya no lo moverá de su hogar.

domingo, 22 de julio de 2012

La ansiedad una emoción que nos daña o nos salva

Nosotros somos los responsables de nuestra salud emocional, sin embargo, nadie nos enseña a manejar y canalizar nuestras emociones, en esta materia somos autodidactas. Las emociones pueden ser constructivas, como las que producen bienestar o destructivas, que desecandenan malestar. Una de las emociones que proporcionan gran malestar y que cada vez padecemos más es la ansiedad, un estado de alerta de nuestra mente ante un temor impreciso que se manifiesta con desagradables síntomas en nuestro cuerpo. Está comprobado que emociones negativas intensas alteran el sistema inmunológico del cuerpo haciéndonos más vulnerables a contraer cualquier enfermedad. La ansiedad es una sensación displacentera y difusa que puede ser desde moderada a alcanzar intensidades que hacen creer a la persona que la siente que está al borde de un abismo y va a morir en cualquier momento, volverse loco o perder el control. La ansiedad puede desencadenar desagradables síntomas orgánicos como opresión en el pecho, taquicardia, nauseas, frío, diarrea, contracturas profundas y dolorosas, sensación de falta de aire, mareos y diversas sensaciones de malestar. Además, la persona que soporta ansiedad largo tiempo tiende al decaimiento y tristeza, pues el gasto de energía que supone la emoción impide vivir la vida con placer.
La ansiedad es para la mente lo que la fiebre es para el cuerpo, un síntoma o indicador de que interiormente tenemos un nucleo de confusión, un temor infundado e irracional. La ansiedad tiene pues su origen en nosotros mismos; así las contradicciones internas, los conflictos interiores, las ambivalencias, las frustraciones no superadas, la represión y muchos otros factores pueden motivarla.
En muchas ocasiones la ansiedad irrumpe de forma brusca en nuestras vidas sin causa aparente. Ese sufrimiento psíquico suele estar localizado en acontecimientos pasados, en nuestros primeros años de vida. Esto se explica muchas veces en la ausencia del afecto materno que necesitamos. En ocasiones los niños son apoyo de adultos inestables e inmaduros, cuando el papel que corresponde a ese adulto es proteger al niño. No hay mayor ansiedad que la que produce el miedo a perder el amor de las figuras de las que depende nuestra vida cuando somos niños, por eso la importancia del papel materno y paterno en los primeros años de vida es crucial para evitar ansiedades en el futuro. El ser humano siente por primera vez ansiedad cuando la madre se aleja del niño en los dos primeros años de vida, aunque no tengamos recuerdo consciente de ello eso queda grabado en nuestra memoria y puede regresar ante cualquier circunstancia de la vida. La responsabilidad de los padres en este tipo de síntomas de ansiedad es importante, pero que los padres sean responsables no significa que sean cualpables, porque no pudieron hacer otra cosa y probablemente ellos también tuvieron sus carencias, dificultades y ansiedades propias. Cuando maduramos y nos responsabilizamos de nuestas propias vidas siendo honestos con nosotros mismos acabamos reconociendo los defectos de nuestros progenitores pero no dejamos de quererlos ni los responsabilizamos de nuestro sufrimiento.
La ansiedad tapa muchas veces la necesidad desesperada de que nos quieran, porque no nos creemos merecedores del amor que no puedieron darnos en los primeros años de vida, porque no aceptamos cómo somos o aquello que nuestros padres no aceptaron colocándonos etiquetas.
La ansiedad es prima hermana del miedo, otra emocion universal que todos sentimos. Todos los temores, miedos, insuficiencias, impotencia ante situaciones difíciles, carencias emocionales y desorden interno o externo generan ansiedad, al igual que muchas emociones negativas como los celos, la hipersensibilidad, la voraz persecucion de metas en el exterior en detrimento de la propia salud mental-emocional, el olvido de nuestra esfera interna y, en parte, ese lado neurótico que tenemos todas las personas hasta que nos conocemos y nos integramos. A veces deriva en una angustia existencial, tratando de ganar todo excepto a nosotros mismos. El antídoto para la ansiedad es la aceptación consciente y superar los autoengaños o establecernos en una actitud de apertura y desapego.
Es posible usar de forma constructiva la ansiedad, depende de nosotros el que nos enfrentemos a ella superándola y creciendo emocionalmemte como personas. La ansiedad, al igual que cualquier situación de crisis emocional, puede ser un trampolín poderoso para conocernos y mejorar como personas en nuestra evolución, si no eres capaz de manejarla no dudes en acudir a un psicologo especialista en tratarla. La ansiedad bien utilizada ha producido los mejores poemas, inventos, ayuda a otras personas que la padecen y puede ayudarnos a llegar donde nos propongamos, incluso a nuestro propio corazón.

lunes, 25 de junio de 2012

Mi madre siempre ha sido una mujer de refranes; uno de los tantos que me ha enseñado es el que dice que "el que mucho abarca, poco aprieta" . Hace años, un día cuando las prisas en llegar al tabajo me hicieron despistarme y saltarme un ceda el paso y tener casi un accidente, esas palabras retumbaron en mi cabeza cuando del coche que me rozó salió gritando un hombre que dijo ¿En que ibas pensando?. Esa pregunta me ayudó a reflexionar y ver que mi cabeza estaba llena de demasiadas cosas. Estudiaba una segunda carrera, trabajaba como coordinadora de una unidad de psiquiatría, ejercía de ama de casa, daba clase como profesora asociada en la universidad y me quedaba tiempo para hacer un master los sabados. Reconocí entonces en aquel incidente un aviso que si no disminuía ese ritmo acabaría sintiendo ansiedad. Y efectivamente, ésta hizo su presencia aprovechando fisuras pasadas y grietas que todos poseemos en nuestras vidas.

Cuando queremos hacer demasiadas cosas en el menor tiempo posible no disfrutamos nada de lo que hacemos o logramos, pues siempre hay una parte que queda pendiente por hacer y nuestros objetivos son tan altos que todo nos parece insuficiente. Con frecuencia, al conseguir o finalizar un objetivo, pensamos acto seguido en la próxima tarea que debemos realizar. Creemos dominar el tiempo, y por eso lo llenamos de actividades para, en teoría, ser felices, y pasamos a ser dominados por una ansiedad, difusa al principio, que se convierte en algo cada vez más incómodo que no sabemos cómo se ha instalado en nuestras vidas ni le encontramos explicación.

Algunos actos anuncian la ansiedad: no ser capaz de esperar en la cola del supermercado, apretar varias veces el boton del ascensor o del ordenador al encenderlo, terminar frases del otro que nos parece que tarda en expresar, ponerme nerviosa ante la gente lenta... Cuando la ansiedad se instala, el agotamiento y malestar se apoderan de nosotros obligándonos a frenar ese vertiginoso ritmo que nos autoimponemos en un intento de ser aquéllo que se esperaba que fuésemos cuando solo éramos unos niños. Deberíamos preguntarnos a dónde nos dirigimos tan deprisa, dónde queremos llegar y por qué, para qué hacemos todo lo que hacemos si no nos hace felices. Creemos que dominamos nuestro tiempo y nuestras vidas, pero en realidad estamos dominados por una urgencia interior que actúa sin consentimiento de nuestro yo y procede de conflictos no resueltos.

Las prisas internas muchas veces no responden a una presión externa, son más bien un intento de huída de presiones internas que no queremos reconocer. Nuestros conflictos emocionales, la dificultad de mirar dentro de nosotros mismos asumiendo nuestras carencias, deseos no satisfechos y conflictos, hace que deseemos no pensar, y para ello no podemos pararnos, pues si lo hacemos deberemos asumir nuestos miedos y carencias. Escapamos de nosotros mismos ocultándonos tras actividades inacabables y objetivos que entretienen nuestras vidas para no apretar los miedos del niño que late en nuestro interior, y mientras tratamos de abarcar tanto, nuestras angustias no se aprientan y campan a sus anchas haciendo apariciones cuando descansamos un solo minuto. Por eso, como decía mi madre, "el que mucho abarca, poco aprieta".

lunes, 18 de junio de 2012

LA TERAPIA GRUPAL, EL REENCUENTRO CON UNO MISMO

Los conceptos desarrollo y superación, así como el de crecimiento Personal, indican un proceso de evolución, de desarrollo, de estar preparado para aquello que está por venir, hecho que permite vivir con una mayor integridad e ir cubriendo todas las necesidades, eliminando los excesos dañinos hacia nuestro cuerpo y mente y creando unos fuertes cimientos personales que nos den una mejor calidad de vida como seres humanos.
El Gabinete de psicología Vila de Paz organiza los próximos talleres de crecimiento personal orientados hacia la creación de un espacio donde sea posible desarrollar terapéuticamente las potencialidades humanas de cada individuo. Estas potencialidades, generalmente se ven frenadas por conflictos internos propios de toda crisis vital, que se expresan tanto a nivel individual como en relación a los demás.
Se trata de conseguir un mayor grado de conciencia de nuestras propias limitaciones, así como de perseguir un mayor grado de inteligencia emocional, para dejarnos ayudar en los momentos críticos de nuestra vida, incrementando nuestro autoconocimiento. Otros objetivos son: movilizarnos hacia cambios positivos y, sobre todo, lograr el coraje necesario para no resignarnos a vivir de cualquier manera, buscando lo mejor para nosotros mismos.
Todo el mundo necesita pararse en determinados momentos de su vida. Los grupos terapéuticos ayudan a salir del dolor al que se siente mal, mientras que al que “está bien" le ayudan a vivir la vida con mayor plenitud. Por tanto, es un error generalizado creer que la terapia sólo es adecuada para momentos de crisis o, todavía peor, para personas que no “están bien” en un momento de su vida, pues los grupos de crecimiento personal ayudan a cualquier persona a desarrollarse personalmente y evolucionar en la búsqueda de lo mejor de cada uno de nosotros mismos, para alcanzar así un grado de mejor salud psicoemocional.
Una de las intenciones de dichos talleres es la de detectar creencias y pensamientos irracionales que nos limitan, pensamientos acerca de lo que soy capaz o no de hacer, o que nos marcan barreras hacia el mundo exterior (cómo veo a los demás y al mundo en general y cómo éste me ve a mí); creencias que me obstaculizan en el logro de mis propósitos y me provocan síntomas molestos. Lo que se persigue es cambiar estas creencias por otras más capacitadoras. Todos tenemos un "mapa" del mundo, es decir, una representación acerca de la realidad elaborada a partir de nuestras vivencias subjetivas. Pero esta representación, cuya construcción está determinada por factores genéticos y por la historia personal de cada uno, no se puede confundir o tomar por la realidad misma. Un mapa es sólo una representación del territorio, y no el territorio mismo.
Los grupos, además, mejoran nuestras habilidades sociales para ser capaces de comunicarnos de forma más eficaz, pedir lo que necesitamos, expresar sentimientos o saber decir no cuando es necesario.
El grupo ayuda a crear experiencias emocionales correctivas que ayudan a modificar el modo de percibir la realidad, así como emprender determinadas acciones y cambios en la vida que nos ayuden a conseguir metas y objetivos conectados con la verdadera necesidad de la persona.
Si estás interesado en mejorar la calidad de tu vida, quieres conocerte mejor y tener una vida más plena, sientes el deseo y la inquietud de dedicarte a tu crecimiento personal o si no comprendes qué te está pasando o te sientes mal, y buscas un entorno terapéutico y seguro donde compartir con más personas tu situación vital o anhelas un nuevo enfoque que te llene y te haga pensar y expresarte libremente, la terapia grupal puede ayudarte. Si te gustaría conocer personas con tus mismas inquietudes y de tu grupo de edad, no dudes en contactar con nosotros para que busquemos, trás conocerte de modo individual en una entrevista completa, el grupo terapeútico adaptado a tus necesidades de mejora para tener una experiencia que no te dejará indiferente y sin duda te hará crecer aportándote un poco de luz y positividad en tu vida.

sábado, 21 de abril de 2012

Dos caras de una misma moneda

Los mecanismos de defensa son parte de nuestros procesos psicológicos naturales con los que todos nacemos. Sin embargo, en ocasiones algunos mecanismos de defensa pueden volverse en nuestra contra y generarnos un gran sufrimiento, como puede ser la ansiedad, que en bajas dosis ayuda a enfrentarnos a retos y si se dispara ante cualquier cosa puede producirnos crisis de ansiedad y mucho sufrimiento. 
Existe un mecanismo de defensa menos consciente y visible que la ansiedad y más difícil de identificar al que los psicólogos llamamos proyección y que consiste en reflejar en otras personas lo que no queremos ver de nosotros mismos. Después de proyectar en el otro lo que no acepto de mí mismo estoy juzgándole y criticándole sin ser consciente que con cada crítica voy destruyendo una parte de mi propia energía y disminuyendo mi autoestima. En ocasiones el otro ya posee lo mismo que yo no acepto en mí, de ese modo me miro en él como si de un espejo se tratase, reflejando lo que no quiero de mí mismo y aprovechando para descargarlo en el otro.
Todas las personas tenemos dos opuestos, una parte buena y una mala. Dicha polaridad nos permite discernir las realidades de nuestra vida cotidiana; algo es grande en relación a algo pequeño y algo es bueno en relación a algo malo. Todas las personas tenemos ambas energías : positivas y negativas, yin y yang, y nos identificamos sólo con aquellas partes que deseamos; sin embargo, otras partes que escondemos siguen siendo nuestras y van a parar a un lugar de fuera de nuestra conciencia al que Freud llamó el inconsciente o Jung la sombra. Ese lugar se refiere a una parte de nosotros mismos que no estamos dispuestos a aceptar como propia y que proyectamos en personas cercanas o acontecimientos externos que nos suceden. De este modo todas las personas que aparecen en nuestra vida y todas las cosas que nos suceden pertenecen a una parte de nosotros mismos y de nuestra energía; de no ser así, no nos sucederían. Lo que proyectamos suele ser aquello que consideramos malo, feo, inútil o desagradable. Si lo proyectamos fuera, el otro es malo y nos tranquiliza saber que nosotros somos buenos. Luchamos contra otros cuando en realidad la lucha es contra una parte de nosotros mismos a la que queremos desterrar en lugar de integrarla en nuestra propia esencia. Sentimos rechazo y temor hacia esas partes desconocidas y oscuras de nosotros mismos, depositándolas en otros y culpando al mundo y a los demás de nuestras propias desdichas.
También podemos proyectar lo bueno de nosotros, desprendiendo en otros lo bueno que no puedo ver en mí mismo. Así, nos sentimos inferiores, porque no tenemos nada bueno, nos devaluamos y nos sentimos miserables, pudiendo dar lugar a admiraciones erróneas e idealizar a personas que a la mínima acaban cayendo del pedestal o a envidias contenidas por no poseer lo que creo que tiene el otro y yo no tengo.
La proyección está presente en cada una de las células de nuestro organismo; nuestra fuente de energía, que es la comida, actúa dejándonos lo nutritivo y expulsando lo que ya no sirve. A medida que vamos creciendo nos van educando y nos van señalando qué es lo bueno y qué es lo malo, de acuerdo a las normas familiares, culturales, religiosas, escolares, sociales, grupales, legales y un sin fin de normas que condicionan nuestra visión del mundo y nuestra "realidad". El mundo que vemos la mayoría de nosotros no es el real sino el creado por nuestras mentes y nuestros condicionamientos ante tantas normas aprendidas.
Es muy difícil darnos cuenta cuándo estamos proyectando, pero si nuestra vida nos resulta insatisfactoria, nos cuesta mantener relaciones satisfactorias con otros, nuestra autoestima es baja o sentimos que los demás "no me tratan como merezco", puede que llevemos tiempo proyectando las partes que no queremos integrar y es quizá un buen momento para pedir ayuda para descifrar los miedos e integrar todas las partes en una nueva comprensión del yo mismo, con la meta firme de integrar y entender mi ser esencial con sus luces y sombras, simplemente para quererme y encontrar la paz con todo lo que soy, dos caras de la misma moneda.

viernes, 13 de abril de 2012

Desmontando tópicos de la esquizofrenia.

La esquizofrenia es una enfermedad multicausal y multifactorial que consiste en un trastorno fundamental de la personalidad, una distorsión del pensamiento. Aquellos que la padecen tienen, frecuentemente, el sentimiento de estar controlados por fuerzas extrañas y poseen ideas delirantes que pueden ser extravagantes, con alteración de la percepción, afecto anormal y aislamiento social. La edad promedio de debut en la enfermedad para los hombres es entre los 15 y los 25 años, mientras que en las mujeres lo es entre los 25 y los 35 años. No obstante puede aparecer antes o después, aunque es poco frecuente que surja antes de los 10 años o después de los 50.La persona con esquizofrenia puede tener percepciones de la realidad muy diferentes a las que comparten las personas que les rodean; puede sentirse asustada, ansiosa y confundida, debido a que vive en un mundo distorsionado por alucinaciones y delirios.Las alucinaciones son percepciones que no se basan en la realidad y pueden ocurrir a través de cualquiera de los sentidos, audición, vista, tacto, gusto u olfato. Sin embargo, el escuchar voces que otras personas no escuchan (alucinaciones auditivas) es el tipo más común en la esquizofrenia. Las voces, a veces, advierten al paciente de peligros inminentes e incluso le dan órdenes.Los delirios son creencias falsas que no responden a la razón ni a la evidencia y que no son compartidas por las personas que rodean al enfermo. Por ejemplo, los pacientes que sufren esquizofrenia de tipo paranoide generalmente tienen delirios de persecución, por lo que creen ser engañados, acosados, envenenados o víctimas de una conspiración en su contra. Estos pacientes pueden creer que ellos mismos, un miembro de su familia o alguien muy cercano es víctima de una persecución por parte de otra persona u organización. Otro tipo de delirio que se puede dar en la esquizofrenia es el de grandeza, donde el enfermo cree ser una persona famosa o importante. Algunas veces los delirios experimentados por las personas con esquizofrenia son insólitos, por ejemplo, el caso del enfermo que cree que un vecino controla su comportamiento con ondas magnéticas o que las personas que aparecen en televisión le están enviando mensajes. Sin embargo, tras el delirio sí existe una base real, pues en otras épocas donde las tecnologías de la información y la comunicación no estaban tan desarrolladas no se deliraba con ondas radiales o microchips. Todos estos síntomas reciben el nombre de síntomas positivos.Las personas que sufren de esquizofrenia generalmente padecen una limitación en su capacidad de expresión afectiva. Esto hace que el paciente hable con voz monótona o mantenga una expresión facial apática, hecho que le aísla, todavía más si cabe, socialmente. Cuando el enfermo es forzado a interactuar con los demás aparenta no tener nada que decir o se mantiene distante. En casos graves el enfermo puede pasarse días enteros sin hacer nada e inclusive ignorar la higiene personal más básica. Estos problemas de expresión emocional y de motivación son los denominados síntomas negativos de la enfermedad.Frente a la habitual creencia que se tiene de ellos de ser personas violentas o imprevisibles (realmente suelen ser extremadamente sensibles y con capacidades asombrosas), los pacientes que sufren de esquizofrenia suelen ser personas tímidas que reciben la violencia de no ser entendidas por la sociedad.Desde mi experiencia de más de diez años conviviendo a diario con estas personas considero que la esquizofrenia debería ser solo una etiqueta para designar una enfermedad. Esta etiqueta únicamente debería utilizarse para clasificar una serie de síntomas y como lenguaje entre profesionales de la salud, pero no para estigmatizar más a la persona, potenciando la incomprensión social respecto al paciente.En realidad, el mundo de las personas con esquizofrenia es muy complicado y dificultoso. Cuando salen del infierno de los síntomas positivos, en los que el mundo conspira contra ellos, les persiguen o les controlan fuerzas extrañas, sobrevienen los síntomas negativos, sumiéndoles en una profunda tristeza, apatía, desmotivación y aislamiento. Es aquí donde es fundamental la ayuda del terapeuta para tratar, mediante herramientas como las terapias grupales, de rescatar cualquier atisbo de la persona que el paciente era antes de enfermar.Quiero animar a toda la gente que desconoce el colectivo de personas con esquizofrenia a entrar en contacto con este mundo tan particular. No debemos perder de vista que el mundo que el resto vivimos también esta cargado de tramas, persecuciones y comportamientos extraños. No olvidemos, además, que la línea entre la cordura y la locura es muy fina y uno de los principales desencadenantes de la enfermedad son los factores estresantes, tan abundantes hoy día debido al tipo de sociedad que nos ha tocado vivir.

lunes, 2 de abril de 2012

Superar un rechazo amoroso

Mi mejor amiga está actualmente intentando superar una decepción amorosa y el no ser correscpondida . Por suerte acude a un psicólogo que la ayuda; este mes le dedico mi artículo esperando que a ella y a personas que se encuentran en la misma situación os ayude en algo.
La principal dificultad a la hora de superar un rechazo amoroso, es la aceptación de la situación y el darnos cuenta que las cosas que pensamos e imaginamos sobre la persona amada no son en absoluto parecidas a lo que nosotros ideamos en nuestra mente. La dificultad de aceptar la realidad tal y cómo es viene de ese empeño nuestro en interpretar las cosas de un modo distinto a como en realidad son. ¿Por qué algunas cosas las aceptamos tal cual y otras cuesta a veces tanto aceptarlas?
Una de las claves es que personalizamos en nosotros esta falta de correspondencia o rechazo. Esto quiere decir que, incluso de forma inconsciente, creemos que si alguien nos rechaza o no nos corresponde es que existe algo malo en nosotros/as, que tenemos algún fallo, o incluso que si cambiamos cosas de nosotros/as, lograremos que nos quieran. De alguna manera lo atribuimos a un problema nuestro en lugar de algo que atañe exclusivamente a las preferencias de la otra persona. Esto hace que disminuya nuestra autoestima y seguridad y que nos impliquemos más en conseguir ser correspondidos. Si además la persona amada elige a otra persona nos comparamos con ella y nos sentimos más gordas, más feas, menos inteligentes y menos interesantes que "la otra".
Este aumento de implicación en conseguir que te correspondan crece en función del tiempo invertido en esa persona. A veces pensamos que si hemos invertido mucho tiempo vamos a tener la recompensa deseada. Esto raramente es verdad, generalmente tiene el efecto contrario. Todo lo que persigues intenta huir, siempre. Además, el tiempo que inviertes en alguien es una decisión tuya, no de la otra persona. Tienes que aceptar la responsabilidad de tus decisiones aunque estas no tengan el resultado esperado.
No existen recetas mágicas para superearlo y en muchas ocasiones algo tan sencillo en apariencia causa en las personas un sufrimiento emocional que hace necesaria la asistencia de un profesional, como un psicólogo, para ayudar en dicha aceptación y desviar la personalización inadecuada que llevamos a cabo en dicho proceso. Sin embargo, quiero dar algunas claves que pueden ayudar a superar una situación de desengaño amoroso.
Acéptalo: Las cosas son como son, y no como nos gustaría que fueran. Desear algo no implica que las cosas vayan a salir como esperas. Por mucho que desees que las cosas sean de otra manera, la realidad no va a cambiar.
Tú no tienes nada malo. Que alguien no te corresponda no implica que exista nada malo en ti. A ti tampoco te gusta todo el mundo, por tanto a todo el mundo no le puedes gustar tú. Es una cuestión de preferencias, lo que a una persona le puede no gustar a otra le puede encantar.
No es responsabilidad tuya, tú no tienes que cambiar nada de ti. Un rechazo no es responsabilidad de la persona rechazada, es responsabilidad de quien toma la decisión de rechazar o no corresponder. Esto puede ser por sus preferencias personales, por su historia personal, por el momento que atraviesa, porque tenga algún problema psicológico o incluso porque no comparta tu orientación sexual. La responsabilidad siempre es de quien toma la decisión, no de quien la acepta.
Cierra la puerta al pasado, eso te permitirá abrir la puerta al futuro. Mientras tengas expectativas de que en el futuro esa persona te pueda corresponder no avanzarás, no conocerás a otra gente y no te darás la oportunidad de enamorarte de alguien que realmente te corresponda. El futuro no existe, solo existe el presente, lo que puedes vivir ahora, y ahora no te corresponde, así que "a otra cosa mariposa".
Pon distancia física y emocional si lo necesitas. Si necesitas distanciarte durante un tiempo para olvidar y apaciguar tus emociones, házlo. No importa que seáis amigos, no es necesario pasar todo el tiempo con los amigos y no esperes que actue como un amigo.
Sal con otros amigos/as, diviértete, permítete disfrutar y conocer otra gente. Pasados unos meses te darás cuenta que casi no recuerdas a esa persona, y que empiezas a verla de otra forma muy distinta y más ajustada a la realidad. Ya no será tan importante para ti como lo era antes.Ya no valarorás las virtudes de esa persona que valorabas antes.
Mantente distraido/a. Apúntate a yoga, al curso que te apetecía, vete al gimnasio,crea nuevos proyectos de futuro, mantén tu mente ocupada en todas las cosas con las que disfrutas.
Nunca te compares con " la otra" si es que la persona que te rechazó ya la tiene, no es en absoluto mejor que tu y, simplemente, "sobre gustos no hay nada escrito".
Recuerda: TU MERECES A ALQUIEN QUE TE QUIERA COMO TÚ ERES CAPAZ DE QUERER. No te conformes con menos. No pierdas el tiempo con alguien que no te puede ofrecer lo que tu das y no valore lo que tu eres.

domingo, 12 de febrero de 2012

Activa el amor a ti mismo.

Mírate, no has hecho todo lo que has podido; siempre te pones metas y no las cumples. Sigues sin seguir la dieta que te propusiste, sin organizar la cena en casa , sin conocer a alguien nuevo. Si te sientes frustrado o sientes que no te toman en cuenta es hora de decirles adiós y tomar otros rumbos, otros aires, otro destino. Porque lo más probable es que alguien te esté frenando para que no llegues donde mereces. No es cierto que las cosas no puedan cambiar, que tengas siempre mala suerte, que ya hayas perdido casi toda tu vida o seas ya muy mayor. Se necesita fuerza de voluntad y esfuerzo para cambiar aquello que no te hace feliz. Desde luego, encerrado en tu casa sin hacer nada no puedes gozar de salud mental y de una buena autoestima.
La tentación de quedarnos en el mismo lugar en el que estamos, incluso con marcada insatisfacción, es muy grande. Es lo que conocemos, nos hemos ido acomodando, no nos exige ninguna acción diferente a la que venimos emprendiendo. Esto se agrava cuando nos regocijamos con la queja y nos creemos que nadie nos entiende ni es capaz de ponerse en nuestro lugar y el resto del mundo es más feliz y tiene más suerte que nosotros.Para cambiar mi situación y mejorarla tengo que ponerme en marcha, tengo que abandonar la quietud, la monotonía, empezar a cambiar. Sólo así puedo decir que estoy haciendo algo para sentirme mejor.
La clave es la acción, asi que muévete!. Las cosas no van a suceder solas, tienes la responsabilidad de que las cosas sucedan. No esperes, nadie va a venir ni a resolverte nada ni a hacer las cosas por ti. Por eso te digo que tienes que llevar a la práctica lo que estás leyendo, pues si solamente lo lees y te sientes identificado pero no haces nada distinto, de nada te servirá. Puedes apuntarte a un gimnasio, a un grupo de terapia, intentar encontrar alguna cosa que te guste hacer, presentarte a los vecinos, arreglarte y salir a pasear; pero haz algo para iniciar un cambio.
No te detengas, vales más de lo que piensas, más de lo que los demás piensan. Júntate con gente entusiasta y positiva, con personas de quien puedas aprender algo nuevo todos los dias.
Solamente tú debes tomar tus propias medidas para salir del pozo en el que te encuentras. Si no actúas nadie va a actuar por ti para mejorar tu situación.Como psicóloga, tengo mucha fe en las capacidades de las personas y creo fírmemente que puedes lograr cosas maravillosas. Así pues, toma un bolígrafo y escribe en un papel cuáles son las medidas que vas a tomar para ser más feliz y sentirte mejor.Sólo tienes que quitarte el miedo y mandar al diablo esa falsa comodidad y triste rutina. Sé valiente. El miedo paraliza. Ponte en marcha y te sentirás libre y bien contigo mismo y con los que te rodean. . Marilyin Ferguson dijo que "Nadie puede convencer a otro de que cambie. Cada uno de nosotros custodia una puerta del cambio que solo puede abrirse desde dentro". Hoy quiero animarte a promover ese cambio y ponerte en marcha para sentirte mejor. Quiero invitarte a participar en las II Jornadas de autoestima organizadas por el GABINETE DE PSICOLOGÍA VILA DE PAZ el próximo sábado18 de Febrero en la Fundació Trobada de Manacor, un grupo de personas que deciden ponerse en marcha para cambiar y mejorar su autoestima y, en definitiva, la forma de quererse a sí mismas y ,por tanto ,de relacionarse y querer a los demás.
 
 

lunes, 2 de enero de 2012

Empezar de nuevo

Como cada año nuevo que comienza siempre nos planteamos cambios y propósitos nuevos con la intención de crecer y mejorar como personas.
El principio de año suele ser propicio para que nos planteemos metas debido a que con el cambio de año y la vuelta de vacaciones, que supone el regreso a la rutina tras un periodo en el que hemos dado rienda suelta a lo que nos apetecía, sin exigirnos demasiado, llega el momento de pensar qué queremos ser y qué tenemos que hacer para conseguirlo.
Cuando hagamos nuestros propósitos para el año entrante debemos hacerlo con confianza, esperanza y determinación. Debemos proponernos realizar aquéllo que en verdad estemos dispuestos a buscar y a esforzarnos en conseguirlo. No se trata de elaborar una lista interminable de metas, sino más bien de elegir tan sólo unas pocas, aquéllas que nos sean de verdad necesarias y beneficiosas.
Los propósitos pueden ser formulados poniéndoles fecha, escritos en un papel, comunicados a nuestros allegados o expuestos públicamente. También pueden plantearse de manera íntima y personal, tan sólo pensando en ellos, con determinación y visualizando la manera de convertirlos en realidad.
Todos estos propósitos son como contratos que firmamos con nosotros mismos y con nuestro bienestar.
Sin embargo, muchas veces estos propósitos se quedan tan solo en buenas intenciones si los hacemos de una forma poco reflexiva al estar centrados en lo que nos gustaría ser o hacer, pero sin pensar demasiado si estos cambios se ajustan a nuestras posibilidades reales de conseguir los cambios que nos proponemos, o cuando los objetivos son variados o la elección estuvo guiada por el deseo de ajustarse a un ideal que poco tiene que ver con uno mismo. De modo que, aunque es positivo plantearse objetivos e intentar crecer como personas, esto se puede volver en contra cuando nos proponemos cambios inalcanzables o que una vez alcanzados, dejan de tener valor para nosotros, ya que esto conducirá a la insatisfacción y a la sensación de fracaso.
Es conveniente procurar que los cambios se conviertan en parte de un nuevo estilo de vida en lugar de tener un principio y un fin; y sobre todo, tener en cuenta que por muchos propósitos que nos hagamos, es muy posible que no lleguemos a ese "ideal", y que un buen objetivo a incluir entre los propósitos del año nuevo es que aunque deseemos ciertos cambios y nos comprometamos para conseguirlos, intentemos querernos más, ser menos críticos con nosotros mismos, y fijarnos y valorar más cómo somos en lugar de qué deseamos ser.
Plantearnos fechas para superar nuestros objetivos supone una buena idea. De esta manera no caerán en el olvido consiguiendo así mayor éxito. Otra buena opción es dejarlo todo por escrito y situar la lista en un lugar visible.
Asimismo, debemos proponernos pocas metas y que éstas puedan evaluarse en un período corto de tiempo. Con esto, sentiremos que vamos avanzando en nuestro intento y tendremos más fuerza para seguir con nuestro cometido.
Si lo que deseamos modificar es trascendental para nuestra vida, y aún no lo logramos a pesar de reiterados intentos, no dudemos en consultar con un especialista, quién os podrá ayudar a reforzar la voluntad o a comprender la resistencia al cambio.
Por último, recordar que, por supuesto, siempre debemos encarar nuestros nuevos planes con la convicción de que podemos lograrlos. Ya sea año nuevo o la fecha que sea, siempre estamos a tiempo de modificar esas pequeñas actitudes o hábitos que no nos gustan del todo. Con esfuerzo, todo es posible.