miércoles, 19 de diciembre de 2012

Aunque en Navidad no estén todos, podemos soñar.

Una vez más, el año se acaba y, como siempre, nos proponemos nuevos retos y objetivos. El final del año parece hacernos reflexionar y analizar nuestros logros y fracasos.
Para muchos, las navidades son fechas de alegría, fiesta y celebración; para otros en cambio, fechas de tristeza y nostalgia. Si los logros fueron pocos y los fracasos abundantes será más fácil sentir la tristeza y nostalgia que si el año nos regaló éxitos y alegrías.
Recordamos con añoranza a personas que ya no están y formaron parte importante en nuestras vidas, notamos su ausencia, más aún si su silla está vacía o la ocupa alguien distinto. 
Mucha gente se siente sola, mientras otros se reencuentran y están cerca de los que quieren. Sea cual sea nuestra situación debemos intentar vivir las emociones que sentimos desde una posición de mejora y evolución constante.
A mí, las navidades me devuelven recuerdos nostálgicos de mi abuela, la persona que fue el pilar de mi vida. Ella reunía a toda la familia entorno a una mesa y desde su marcha la mesa ya no volvió a ser tan grande y llena de amor. Sin embargo, disfruto de ese sentimiento de nostalgia y dejo que me abrace esa emoción, sintiéndome afortunada de que formase parte de mi vida y sé que de algún modo continúa presente en mi corazón, dejando que nazcan ilusiones nuevas que ella me hizo descubrir de niña.
Igual que me sucede a mí, os invito a todos a transformar recuerdos de nostalgia y tristeza en experiencias irrepetibles; quizá muchos, como yo, notéis que ya sois pocos y faltan muchos, quizá otros sintáis que no podéis cenar manjares, pero siempre se puede adornar una mesa como un día especial y cocinar con más amor lo mucho o poco que tengamos; si te sientes solo puedes llamar a esa persona que hace tiempo quieres perdonar o pedir perdón y reconciliarte con ella, y siempre puedes recordar con amor a los que ya no están y sentir que de algún modo continúan en la mesa, abrazándote y participando al estar presentes en tus recuerdos y emociones.
Despide 2012 con alegría y sin añoranza y da la bienvenida a 2013 y a todo lo bueno que está por venir con él. Da gracias por haber estado disfrutando este año que se acaba de la gran aventura de la vida, con sus momentos buenos y malos. Intenta desear más y soñar más en que este año será mejor y seguro que la vida se parecerá un poco más a lo que siempre habías deseado.
Soñar, desear, confiar, creer en ti y en que las cosas mejorarán son las herramientas más poderosas que existen para conseguir lo que anhelas. Guíate por ellas y cada día vivirás un milagro.
Este año, en mis navidades faltarán muchos que ya no están y otros que no pueden venir, pero mientras escribo estas letras mi madre está volando hacia esta isla, mi segundo hogar; y el jueves hará lo mismo mi hermana, mi otra mitad. Con ellas y los que siempre están a mi lado intentaré vivir las mejores fiestas. Os deseo a todos que utilicéis el gran poder que tenéis en vuestro interior para reconvertir la nostalgia en amor y la tristeza en alegría, a reconvertir vuestras emociones en el mejor regalo que podamos recibir en estas fiestas.