domingo, 25 de noviembre de 2012

La pareja es cosa de uno


La personas creemos hallar en ocasiones el remedio a nuestros males al encontrar a alguien que nos entienda y con quién compartir nuestras penas y nuestras alegrias. Pensamos así que si tuviésemos una pareja seríamos felices y no sufriríamos tanto. Sin embargo, muchas veces la pareja es el motivo de nuestro malestar, sobre todo, si en ella se depositan todas las expectativas o creemos encontrar en ella la clave del sentido de la vida
En la mayoría de las ocasiones, si no poseemos un equilibrio psicológico y un estado adecuado de salud mental, será mucho más difícil que la pareja funcione y no existan las frecuentes discusiones y malentendidos, presentes por otra parte en todo tipo de relaciones humanas, pero siendo en el vínculo amoroso donde se consolidan, pudiendo anidar en él de un modo patológico.
Además, las personas elegimos a la pareja desde nuestra parte más patológica y desde dónde nuestros conflictos intenos no estan resueltos, como si nos pusiésemos a prueba con el más difícil de los exámenes, quedando así frustradas nuestras expectativas o planes de felicidad futura.
El vacío afectivo, la falta de contacto con nosotros mismos, el buscar en el otro lo que no encontramos en nuestro interior son algunos de los motivos que nos hacen pensar que si alguien nos da lo que necesitamos y nos entiende dejaremos de sentir ese malestar o vacío emocional. Todo parte de la siguiente premisa: no podemos tener algo que nunca se nos dio. A veces, en la infancia, sufrimos carencias y, más tarde, necesitamos que alguien nos dé eso que nos faltó; es entonces cuando se lo pedimos a nuestra pareja, creando una dependencia hacia esa persona, una adicción personal. La obsesión puede venir precisamente de ahí; si nuestra pareja o persona deseada no nos da lo que queremos generamos una gran frustración que nos lleva a obsesionarnos con esta persona, ya que en nuestra fantasía soñamos en que nos tiene que dar aquello que necesitamos, igual que lo que siente un adicto por las drogas. Una de las funciones del psicólogo es tratar de que la persona busque en sí misma, y no en sus parejas, sus propias carencias, entendiéndolas y aceptándolas, despejando así el vacío y dejando de sentir ese malestar emocional que les atormenta.
Cada vez me encuentro de forma más frecuente en mi consulta malestares emocionales relevantes, causados por conflictos en las relaciones de pareja. Si bien cada caso es particular, existe una expresión común en todas ellas: la queja. Los hombres se quejan de no saber ya cómo abordar a las mujeres, de que hagan las cosas como las hagan no será nunca al gusto de su pareja. Las mujeres se quejan de sentirse solas en el vínculo afectivo, de la falta de iniciativa de sus parejas, su desinterés por algunas cosas y la falta de comunicación.
En definitiva, el encuentro y el desencuentro amoroso hoy está mucho más presente en nuestras consultas como profesionales de psicología y eso tiene muchas reflexiones positivas y negativas al respecto del aumento de personas que acuden a realizar una terapia de pareja.
Alguno de los aspectos positivos es, sin duda, que la realidad social de la pareja hoy día pone el acento más en la igualdad y en los derechos que en la diferencia que los une. El hecho real de la incorporación de la mujer al trabajo, lugar antaño reservado al hombre, modifica sustancialmente la connotación que cada rol tenía en la pareja y los conflictos se intentan resolver en un juego especular; los dos deben repartirse las responsabilidades como si se tratara de una justicia distributiva: el trabajo, los niños, las deudas, etc. Desde esta exigencia, todavía las parejas entan perdidas y necesitan muchas veces la ayuda profesional, siendo de vital importancia acudir a realizar una terapia de pareja antes de que la falta de comunicación o de respeto haga que sea demasiado tarde para que pueda ser efectiva.
No debemos engañarnos pensando que existen principes azules y que cada vez que una relación de pareja no funciona el motivo es que la persona me ha decepcionado y no es lo que buscaba o esperaba; pero por el contrario tampoco debemos pensar que la relación debe seguir a toda costa a pesar de que el respeto, la comunicación y la búsqueda de objetivos conjuntos se haya perdido, sólo por el miedo a quedarnos solos.
La pareja es alguien que no limita y se enorgullece de nuestros logros como si fuesen propios, que nos hace crecer, que nos acompaña en el camino, pero sin ponernos trabas o cerrarnos puertas impidiendo que caminemos por dónde lo haríamos sin que ésta estuviese a nuestro lado. El amor no es posesión, sino repeto y libertad y, como tal, cree y confía, acompaña pero no encierra.
Quiero animar a todas aquellas personas que quieran mejorar sus relaciones o disfrutar plenamente de ellas a pedir consulta y asesoramiento a un psicologo especialista en terapias de pareja cuando crean que algo falla en su relación, para así mejorar sus vidas y tener estrategias para que la comununicación y el respeto sigan presentes y avancen juntos en la búsqueda de objetivos que les hagan encontrar el sentido a sus vidas.