lunes, 20 de julio de 2009

Terapia grupal en adolescentes

Los cambios que se producen en la adolescencia se manifiestan no sólo en el cuerpo sino sobre todo en la mente. La maduración psíquica conlleva unas adaptaciones emocionales y sociales a la nueva situación que nos preparan para la edad adulta.
El periodo de la adolescencia es una etapa de cambios rápidos y bruscos a todos los niveles, tanto en lo físico y psíquico como en lo social. El punto clave es que el adolescente adopte el rol de adulto en lo que hace referencia al nivel sexual, social, vocacional. Esta avalancha de cambios provoca en el joven la aparición de grandes dudas y miedos.
La rebeldía es una característica propia de los adolescentes y que se manifiesta de diferentes maneras: protestando constantemente, oponiéndose a las normas o a lo establecido, desobedeciendo por sistema y enfrentándose con frecuencia a los padres, tutores y profesores…
Cuando llega la adolescencia se produce un cambio en la relación con nuestros hijos. Empezamos a notar una transformación en su carácter y su comportamiento cada vez es más rebelde.
Nos cuestionan todo lo que decimos, disminuyen la comunicación con nosotros, nos dan contestaciones cortantes y nos responden con monosílabos.
Es conveniente abordar con decisión algunos temas que pueden ser un problema con los adolescentes y no tenerlos como tabúes, tratando de resolver y prevenir los problemas que nos puedan plantear en temas como el sexo, las drogas, las mentiras, la dificultad de relacionarse con otros, la orientación académica, la falta de asistencia a clase o la dificultad de comunicación con los padres, entre otras.
Lo primero es que el adolescente sienta que podamos ayudarle a mejorar y que con ello su vida será más feliz y sus dificultades menores.
La terapia grupal para adolescentes puede ser un espacio en el que se hable de dificultades comunes, con un grupo de personas afines y contando además con la ayuda de un terapeuta. Ésta servirá para valorar y evaluar la forma de resolver conflictos, cómo abordan su ansiedad y ,cómo dentro de un sistema grupal, se relacionan entre sí, contribuyendo en el propio proceso de cambio. Además a su vez los adolescentes podrán hacer uso de la información y de las vivencias de los compañeros de grupo para ensayar nuevas respuestas y revisar las propias dinámicas relacionales dentro de un ambiente seguro y guiado por un profesional. El proceso grupal facilita la absorción en los adolescentes de su ciclo vital de una manera más integral pues cada individuo podrá de esta manera ensayar maneras de manejar los problemas adaptados a su propio medio y observar cómo sus compañeros abordan problemáticas similares de maneras diferentes practicando nuevas destrezas y desarrollando así su creatividad y asertividad en la búsqueda de soluciones.
El adolescente ya no será una persona que sufre, sino que aprende a aportar ideas a la resolución de problemas tanto personales como sociales y grupales. Su interacción va a ser mucho más responsable y dinámica, pasando así a ser un sujeto activo; redundando esto de una manera directa en la mejora de su autoestima, autoeficacia y autoconcepto.
El programa estará adaptado a sus necesidades y tratará temas propios del ciclo vital en el que se encuentran; además ellos tendrán la oportunidad de proponer temas de su interés que no estén incluidos en el programa.
Los grupos serán mixtos y las reuniones serán de unos 60 minutos aproximadamente.

Amar con desapego


Desapego significa aprender a separar y diferenciar el mundo exterior y el mundo interior, es la fortaleza para permanecer libres de la influencia de los demás, pues si no logramos permanecer desapegados de las influencias del resto, no seremos capaces de mantener nuestros pensamientos bajo control. En el exterior están nuestros trabajos, estudios, economía, relaciones, etc. En el interior están las cosas sutiles que no se pueden medir fácilmente, que no son físicas: nuestros sentimientos, emociones, conciencia y personalidad. Todas estas cosas se generan en nuestro mundo interno, dentro de nuestra propia identidad espiritual. Estos son los ingredientes con los que el observador desapegado, puede experimentar creativamente en el arte de pensar y puede usar en el arte de vivir.El primer paso en el desapego es comprender ‘quién soy’ internamente.La vida diaria está llena de desafíos a este desapego. Por un lado estará nuestra conciencia espiritual, pero por el otro estará la atracción hacia los seres humanos y el mundo material. El desapego, no significa separarse de éstos, sino permanecer consciente de nosotros mismos y desempeñar nuestro papel en el mundo. El desapego es, pues, mantenerse centrado en la propia espiritualidad.Un desapego preciso está conectado con un estado de atención interno. Somos muy conscientes de nuestro ser espiritual, estamos estables en el auto-respeto. En este estado no hay miedo de cometer errores, ni sospechamos de los demás, ni adoptamos actitudes críticas o enjuiciadoras. Entonces automáticamente sentiremos desapego y una sintonía profunda con las escenas que la vida nos presenta.Si alguien no puede amarme es debido a que no está desapegado de su personalidad, de sus hábitos y de su naturaleza. El desapego es un espacio muy respetuoso entre uno y la otra persona, un espacio de amor y consideración que crea armonía entre nosotros. El desapego es un signo de cercanía precisa, no hay una relación de dependencia ni basada en expectativas. El desapego es esta virtud tan hermosa que fácilmente se nos escapa.En el estado de desapego y espiritualidad generamos sentimientos puros y benevolentes hacia todos. Los sentimientos puros, que vienen de nuestro ser interno, son inclusivos y acogen a todos, no son selectivos.
La cercanía con apego está basada en el egoísmo. La cercanía sin apego propicia unas relaciones llenas de armonía. Estoy disponible y abierto, pero no me enredo ni atrapo con los demás. Me mantengo calmado internamente y así la confusión y las emociones que generan intranquilidad simplemente se desvanecen.Amor y desapego son dos virtudes que conforman un delicado y hermoso equilibrio. Comprendiendo estas dos virtudes y cómo se complementan la una a la otra, y sobre todo, practicándolas ambas a la vez, podremos experimentar fácilmente relaciones sanas y armoniosas.