Muchas
parejas simplemente repiten el comportamiento que sus padres u otros
miembros de la familia tuvieron en su propia relación. Entonces, el terapeuta de pareja
puede ayudar a identificar estos patrones de comportamiento -en
el miembro, o en ambos, para desarrollar una respuesta más sana-.
Uno
de los grandes inconvenientes de la terapia de pareja es que se suele acudir
cuando se lleva mucho tiempo en situación de malestar y no cuando uno de ambos
se da cuenta de que las cosas ya no son como antes o como se esperaba que
fuesen en un principio. En muchos casos la única solución es la separación y la
tarea del terapeuta facilitar que ésta sea lo más sana posible y ayudar a
transitar el dolor de la manera más adaptativa que se pueda.
En
las dificultades que aparecen en las relaciones como en la elección de la
pareja influyen muchísimas causas y factores y uno de ellos es la personalidad
de cada uno de los miembros de la pareja por lo que el trabajo terapéutico
tiene que ser también un espacio terapéutico de trabajo individual, donde la
autoestima y el ego personal se conozcan y se trabajen individualmente y se
adquiera un profundo conocimiento de uno mismo antes de tratar de entender al
otro.
También
influirá de forma determinante la relación que tuvimos con nuestros padres; si tuviste muy buena relación con tu madre
buscarás una mujer que se parezca a tu madre, o si la echas de menos a alguien
que la sustituya y te cuide como una madre.
Si
tu padre era un ídolo para ti tu pareja tendrá sus mismas características, o
pondrás como condición que eso que tu padre hacía y no soportabas, tu pareja
también lo odie profundamente.

Otro
aspecto fundamental que influye es el propio recuerdo de la relación de pareja
que tus padres tuvieron entre ellos.
Los
recuerdos de infancia sobre cómo se trataban o si en su relación hubo
infidelidades son aspectos que influirán en la tuya. Puede que escojas repetir
el patrón del que fue infiel, puede que escojas el de la víctima. Si se divorciaron cuando
eras muy pequeño sin volver a construir nuevas parejas, puede que para ti
sea muy complicado mantener una relación de larga duración.
Si
la relación de pareja de tus padres no era buena, si no se querían, no se
deseaban, o estaban juntos solo por inercia o por miedo a separarse,
posiblemente ocupaste un triángulo en su relación.
En
los triángulos con los padres los hijos crecen en un mal lugar, establecen
lealtades profundas con uno de ellos y se vuelven incapaces de valorar al otro
género o de respetarlo.
Respóndete
sinceramente a estas preguntas: ¿Eres la hija preferida de papá, o el niño
mimado de mamá?, ¿Eres la competidora de mamá? El psicólogo te ayudará a
responder y entender tus respuestas, pero trata de acudir a uno que trabaje
desde una perspectiva sistémica donde se tenga en cuenta a los sistemas
familiares y las características y las relaciones entre ellos.
Además
piensa que si acudes a terapia de pareja debes estar dispuesto a trabajar en un
conocimiento profundo de ti mismo y de tu propia familia y que ese trabajo no
se limita solo a las sesiones que se realizan en consulta sino a un trabajo en
casa, siendo las tareas acordadas una
parte importante de la terapia ya que permite que los aprendizajes se
consoliden y se generalicen. Además, hay que pensar que las tareas para casa,
casi siempre, están pensadas para ambos y suelen ser divertidas e interesantes.
Solo
puedo deciros que no escogemos a la pareja por casualidad, sino más bien por
causalidad y que es una de las personas de las que más aprenderemos de nosotros
mismos si estamos dispuestos a ser humildes y reconocer nuestras carencias y
las dificultades que repetimos a partir de lo que nuestro sistema familiar no
supo hacer mejor, sin juzgar al otro y sin juzgarnos a nosotros mismos,
aceptando que cada uno hace lo mejor que puede en cada momento al igual que
nuestros padres lo hicieron del mismo modo. El simple hecho de entenderlo,
mirarlo y aceptarlo nos da las posibles soluciones y nos libera de cargas
innecesarias del pasado y presente, ofreciéndonos un futuro más esperanzador.