viernes, 22 de febrero de 2013

Busco una solución rápida, ya no puedo más.

La frustración surge cuando no logramos nuestros deseos y se manifiesta mediante el enojo, la depresión, la tristeza o la ansiedad. Se relaciona con una percepción exagerada y abrumadora de la situación que vivimos y el autoconvencimiento de que ese malestar es insostenible y no lo podemos tolerar.
Creemos equivocadamente que nuestra vida siempre debe ser fácil y lo más placentera posible, creencia que choca inevitablemente contra la realidad. Esto hace que muchas veces abandonemos proyectos personales o ciertas situaciones porque no sabemos cómo manejarlas sin angustiarnos.
Lamentablemente el mundo no gira de acuerdo a nuestros caprichos y cuando no podemos salirnos con la nuestra no es el fin del mundo, siempre hay otra actitud a escoger, otro camino a elegir en lugar de enojarnos o entristecernos. La satisfacción instantánea es un gran engaño, ya que suele ser demasiado efímera y muchas veces caemos en actitudes dañinas para nosotros mismos con tal de lograr una solución rápida a aquellas cosas que por sí mismas necesitan de tiempo para evolucionar. Por ejemplo, por más que hagamos dietas milagrosas los kilos regresan o las secuelas en nuestra salud quedan.
Vivimos en una sociedad donde cada vez más, queremos soluciones rápidas. Frecuentemente las personas a la mínima molestia,malestar o sufrimiento buscamos una solución para hacer que desaparezcan esas sensaciones.
Si me duele la garganta, me tomo un frenadol o voy al medico a que me recete algo, y si hablamos de malestar psicólogico las personas buscamos soluciones sin querer cambiar. Tengo una paciente que constantemente me pregunta si puedo hablar con su psiquiatra para que le de una pastilla para la rabia que tiene a su marido y otra para el resentimiento que siente hacia su madre, sin embargo repite lo mismo sin escuchar ni una palabra más de lo que se dice en terapia .Los frecuentes: “ Ya no puedo más, necesito una solución”, en pocas ocasiones están seguidos de un “ Me pongo manos a la obra para solucionar esto y modifico lo que estoy haciendo, para llegar a sentirme de otro modo”.En definitiva buscamos que las cosas se solucionen de forma instantánea y por supuesto sin mover un dedo ni esfuerzo alguno por nuestra parte, que para eso ,“ están los médicos que entienden y me darán algo que me quite esta angustia”
Cuesta entender que las emociones son necesarias y debemos sentirlas, procesarlas, encajarlas y modificar nuestros pensamientos si queremos que cambien esos sentimientos que nos incomodan. Cuesta entender, que a veces debemos pararnos y escuchar a nuestro cuerpo y a nuestras emociones para descifrar el mensaje que nos envían y modificar la ruta que estamos siguiendo desde hace tiempo en busca de otro camino que nos proporcione mayor bienestar y felicidad.
Nos frustramos y solemos abandonar los procesos que requieren un esfuerzo a la primera de cambio, buscando otro profesional que nos ayude pues el anterior no me funcionaba y requería que yo hiciese un esfuerzo. Proyectamos en los demás nuestras responsabilidades y tapamos durante años nuestras emociones con cualquier pastilla que las disimule o las tenga a raya.
La baja tolerancia a la frustración tiene sus comienzos en nuestra infancia, todos de niños somos muy narcisistas y creemos merecer todo lo que deseamos, el niño quiere las cosas y las quiere ahora.
Para tolerar mejor la frustración tendremos que cultivar nuestra paciencia y tolerancia ante aquella dificultad que no puede ser cambiada de inmediato. Aceptar la realidad nos permite aceptar la vida tal cual como se nos presenta en el momento actual y nos ayuda a manejar aquellas situaciones que por ahora no pueden ser cambiadas.
Debemos aprender a ver las cosas desde otra perspectiva, desafiando esas creencias erróneas que nos llevan a no soportar nada poco placentero de nuestra realidad. Cuando te sientas frustrado no corras a buscar la solución más rápida y dañina, piensa en cómo te sientes, respira hondo y reflexiona en como actuar de otro modo. Por más incómodo que sea el malestar tienes la fuerza para soportarlo. Lo malo siempre pasa tarde o temprano, debemos ser pacientes con nuestra vida que está llena de tormentas y de paz, las cosas no siempre pueden salir a pedir de boca pero ninguna situación es para siempre. La paciencia no tiene nada que ver con tiempos de espera, sino con la fortaleza para enfrentar el dolor sin perturbarnos emocionalmente. Nuestra respiración está diseñada para centrarnos en nosotros mismos o algún otro objeto para poder calmarnos. Concentrarnos en la respiración es muy útil cuando nos sentimos sobrepasados por determinada situación, distraídos, preocupados.
Aceptar lo que sientes es nececesario, pues escaparnos del dolor solamente traerá peores consecuencias, debemos aprender a estar en paz con nuestra propia realidad. La aceptación es necesaria para el cambio, para poder reaccionar y actuar. Existen ciertas cosas que no tienen solución, pero otras sí, el primer paso es saber diferenciar estas situaciones y aprender a estar en armonía con lo que sucede a nuestro alrededor. Solamente cuando somos concientes de nuestra realidad es cuando tenemos el poder de hacer algo al respecto.
El sufrimiento ocurre cuando somos incapaces de aceptar las situaciones dolorosas, cuando luchamos con todas nuestras fuerzas para erradicar el dolor de nuestro plano conciente, cuado quiero que mi ansiedad desaparezca de un plumazo o con una pastilla sin pensar el que es una señal que me esta indicando un camino, un cambio y una evolución personal.  El sufrimiento es el dolor además de la no aceptación del mismo. En la lucha para huir del dolor nos quedamos atascados en negar la realidad y es lo que mantiene el sufrimiento.
La frustración es parte de la vida, no podemos evitarla, pero si podemos aprender a manejarla y a superarla. Tolerar la frustración nos permite enfrentarnos con éxito a la vida. El camino al éxito, está formado por aceptación, acción y perseverancia. Cada paso, por pequeño que sea, te acerca a la meta.

No hay comentarios: