martes, 23 de abril de 2013

Apender a echar el ancla

¿Qué queremos de verdad en la vida?. Necesitamos un objetivo que nos haga levantarnos cada día.
Solemos pensar que el resto tiene una vida más fácil que la nuestra, quizá porque no nos ha tocado vivirla y no conocemos la realidad de los demás. Tenemos un corazón para amar, una mente para soñar, unas manos para trabajar...solemos culpar a otros o al destino de nuestros actos, sin embargo es nuestra mente la que nos impide bailar bajo la lluvia. Nada es tan real como nuestros pensamientos, pues la mente no distingue entre verdadero y falso. Somos nosotros quienes damos esas categorías, por eso nos convertimos en lo que pensamos.
El control de nuestra vida vendría dado por responsabilizarnos de nuestra forma de pensar. Aprender a pensar es saber manejar nuestra mente y controlar nuestra vida. Cuando la mente no está entrenada los pensamientos van y vienen, produciendo sufrimiento innecesario y comportamientos que a veces escapan a nuestro control.
Solemos pensar demasiado y vivir poco. Nuestra cultura nos entrena más en lo racional que en lo intuitivo. Somos incapaces de dejarnos llevar por lo que sentimos y tendemos a escapar de nuestras emociones con técnicas destructivas como el consumo abusivo de alcohol, pastillas, drogas, comida, adicción al trabajo, a las compras compulsivas, etc...
La pregunta sería: ¿Sabemos a dónde nos dirigimos, lo que queremos en la vida realmente? ¿Nos centramos en aquéllo que nos calma el desasosiego y en la búsqueda de no se sabe muy bien qué?. Quizá deberíamos pararnos y permitirnos escuchar nuestro cuerpo y nuestras emociones. Sería positivo también para nosotros contemplar sin prisas una puesta de Sol o cantar y bailar bajo la lluvia de vez en cuando.
Sin rumbo definido somos barcos a la deriva que no saben dónde echar el ancla y pasamos de largo delante de paraísos de oportunidad sin ser capaces de reconocerlos. Quizá deberíamos aprender a echar ese ancla y observar con detenimiento dónde nos encontramos para saber hacia donde dirigirnos.

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