martes, 23 de diciembre de 2014

NAVIDAD, TIEMPO DE SUEÑOS


Queda poco para estrenar un año más, y estas fechas nos generan una sensación muy agradable, algo similar a lo que siente un niño al contemplar su libreta nueva para la escuela, limpia y con todas las hojas en blanco esperando a ser escritas. El año nuevo se nos presenta como una oportunidad más que nos ofrece la vida para volver a comenzar o a mejorar. Es tiempo de formular deseos o hacerse propósitos nuevos que, como si de un borrón y cuenta nueva se tratase, nos llenan de ilusión para empezar con más ganas el nuevo año. Sin embargo, es importante no olvidar que cada día es un regalo y una oportunidad, por lo que no debemos cerrarnos y pensar que solo en fechas como éstas podemos proponernos cambios en nuestras vidas.
Muchos pensamos que la felicidad es una meta que podemos alcanzar, siempre y cuando cumplamos unos requisitos: seré feliz cuando tenga un trabajo mejor, cuando encuentre pareja, cuando baje esos kilos de más... pero pensando así condicionamos nuestra felicidad al futuro y a situaciones que tienen que ver con algo ajeno a nosotros o que se presenta fuera de nuestro alcance. Por eso debemos apreciar lo que tenemos en el presente, ya que lo importante es disfrutar de este momento al que hemos llegado, seguro, tras alcanzar muchas metas previas, sin por ello dejar de tener metas futuras. También es común pensar que la felicidad es para siempre o que una vez que la alcanzamos permaneceremos felices sin mayor esfuerzo. Pero la felicidad no es un estado permanente; es como una cumbre, un momento en el tiempo en que la plenitud del individuo llega a sus máximos niveles, un culmen en medio de una vida que desfila por momentos altos y bajos. Cada momento es importante, pues si no conociésemos el sufrimiento no podríamos valorar y disfrutar de la felicidad. Lo importante es, pues, llenar nuestras vidas de muchos de esos buenos momentos felices, que nos motiven a seguir adelante y a aprender de los momentos difíciles. Por último, una de las cosas más importantes para alcanzar nuestras metas es tener bien claro lo que está en nuestras manos y lo que no. Podríamos considerar esto como la diferencia entre los propósitos y los deseos. Un deseo es algo que queremos obtener y que puede depender de nosotros, de algo externo o de ambos factores; un ejemplo sería el de querer encontrar pareja. En cambio, un propósito es una meta a cumplir por nosotros mismos, es decir, que se encuentra en nuestras manos, como intentar esforzarse por llevar una vida más sana para sentirse mejor con uno mismo. Este propósito no solo es más realista sino que nos va a dar más posibilidades de alcanzar el deseo, por ejemplo, de encontrar pareja.
Es por todo esto que es importante vivir nuestra vida en equilibrio, aprovechando cada momento para mejorar, cumpliendo nuestros propósitos, así como aceptando nuestro presente sin dejar de mirar al futuro. De esta manera podremos llenar nuestras hojas, en blanco, de momentos felices.
Aprovechemos esta libreta nueva que se abre en pocos días para rellenarla de oportunidades, regalos, deseos, sueños, esperanzas, ilusiones, abrazos, besos, y todo aquello que llene las hojas de conservas emocionales para cuando vengan malos tiempos y la libreta se impregne de lágrimas que no nos dejen ver lo escrito. Será en ese momento cuando podremos volver a leer esas hojas llenas de sueños cumplidos.
Os deseo a todos el mejor de los años y que vuestros deseos se tornen realidad.

No hay comentarios: