Este blog pretende ser un espacio en el que encuentres lecturas interesantes que te ayuden a buscar entre tus creencias y pensamientos, aquellos que merece la pena conservar y cuáles debemos modificar y cambiar por otros, más adaptativos, para así evitar sufrir, en ocasiones, de forma innecesaria. Además pretende que, cuando alguien se encuentre en momentos de crisis, sea consciente que toda crisis implica, al superarla finalmente, una gran evolución personal.
martes, 1 de febrero de 2022
INANICIÓN EMOCIONAL POR COVID
Los seres humanos somos el producto de la historia de nuestras relaciones, las
primeras de ellas son las que establecemos con nuestros padres y figuras de
apego desde que nacemos. Nuestros seres queridos se adentran en nuestros
corazones y mentes y cuando lo hacen, nos transformamos. Los abrazos son
profundamente calmantes y desde nuestra niñez nos aportan lo necesario para
nutrirnos emocionalmente. El apoyo emocional surge de forma natural con la
cercanía, el apego, la conexión, la mirada cercana, las sonrisas de complicidad
y los abrazos sentidos. Estamos en un momento donde la distancia social es la
norma a seguir, los abrazos están vetados y las miradas transmiten miedo y
desconfianza. Pobres de aquellos que se alejan del amor y no tienen caricias o
abrazos. Estamos en un mundo en donde la mentira y la incertidumbre van de la
mano de aquellos que dirigen el mundo y la mayoría se calla y asiente en
silencio por miedo o evitación del conflicto. Pobres de los que crean que por no
hablar o callar serán salvados. Estamos en un mundo en donde los que dicen las
verdades no quieren ser escuchados porque dan miedo y se quedan solos con su
verdad y su dignidad, pero con los abrazos sinceros. Con la situación actual
desde la pandemia, la inanición emocional es una realidad. Sentirse
emocionalmente desamparado, rechazado, abandonado o sin abrazos o nutrientes
emocionales, dispara el dolor y el pánico emocional y físico, baja nuestro
sistema inmune y nos vuelve más vulnerable a este y a cualquier virus. Con las
normas de aislamiento impuestas se ha sembrado el miedo y desconcierto social,
las personas no conscientes se están desconectando emocionalmente y rompiendo
lazos incluso familiares; veo familias en consulta que llevan sin ver a sus
padres años por miedo al contagio, sin reuniones familiares, sin vida social,
sin abrazos. Enfrentarse a esta nueva situación de incertidumbre y miedo cuando
las necesidades primarias de conexión no están cubiertas es una tarea muy
difícil y hace que las consultas de psicología estén desbordadas. El equilibrio
emocional, la calma, la alegría, la creatividad, la pasión no existen sin el
amor y la conexión con los demás. Si tomásemos consciencia y fuésemos capaces de
escuchar nuestras emociones y nuestro cuerpo nos daríamos cuenta exactamente de
lo que necesitamos, nuestros pensamientos son cada vez más confusos en un mundo
cada vez más difuso y borroso lleno de miedo e incertidumbre por lo que vendrá.
Todos apretamos el botón del pánico en ocasiones y sin duda lo dispara nuestra
mente y sin duda escuchar los medios de comunicación y ver a diario las
noticias, dispara ese botón. El amor es la única manera de sobrevivir a estos
tiempos y elevar nuestro sistema inmune y nuestra energía, conectando con las
personas que amamos al mirarlas, al escuchar sus voces, al abrazarlas y vivir
cada momento a su lado de forma presente y con gratitud. Si el miedo,
temporalmente, no lo permite, a nosotros o a las personas más vulnerables como
padres o abuelos, te propongo que dediques unos minutos cada día a meditar y
visualizar la conexión de amor con aquellos seres queridos a los que no podemos
abrazar e imaginarlo como si fuese real. Llámalos y transmíteles tu amor, de la
forma que puedas. Las familias afectivas son la base de una sociedad humana y
sana, así que abracemos a nuestros seres queridos y si, temporalmente y por
miedo, no podemos hacerlo, abracémoslos con la imaginación. Creemos comunidades
afectivas para un mundo más solidario. Sin entender la necesidad de amar
inherente al ser humano no podremos crear un mundo que muestre lo mejor de
nuestra naturaleza humana y apague las sombras que existen en esa misma
naturaleza humana y con ello apague también nuestros miedos irracionales. ¿Es
tan difícil entender lo que es esencial?, como decía el hermoso libro del
principito: “Lo esencial es invisible a los ojos” Tengo la confianza en que toda
esta pesadilla terminará y aprenderemos de esta inanición emocional; sin duda en
todo ello la salud mental y emocional de muchas personas quedará seriamente
afectada, pues las cifras de aumento de casos con ansiedad y depresión son cada
vez más preocupantes. Confío también que esta dieta a la que estamos sometidos
emocionalmente nos haga despertar del letargo en el que vivimos, transmitiendo
el amor y compasión a nuestros semejantes y respetando la libertad de cada ser
humano en esta difícil situación y no enfrentándonos los unos a los otros por
las opiniones diversas en cuanto a vacunas y normas, a mi modo de ver la mayoría
de ellas incongruentes y expandidas a través del miedo. La receptividad
emocional y la conexión con nuestros semejantes, sin duda, puede mejorarlo todo.
Creo firmemente que si nosotros, como especie, queremos sobrevivir en este
planeta azul y verde tenemos que aprender a no prestar atención a la falsa
ilusión de ser independientes unos de otros y comprender que necesitamos
conectar los unos con los otros. Tengamos el valor para desde el amor y
compasión poner luz al desconcierto, la mentira, la manipulación, la mezquindad,
la cobardía y el miedo. Mira hacia dentro, ahí está la luz y el ancla de tu
interior. No mires hacia fuera pues de ahí viene el caos y el desconcierto.
Porque como decía Carl Gustav Jung: “Quien mira hacia fuera sueña, quien mira
hacia adentro, despierta”
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