martes, 10 de junio de 2014

Terapia de Pareja, ¿ Y por qué no?

Cuando empezamos a vivir en pareja los sueños e ilusiones nos dan el coraje de enfrentarnos a todo y depositamos muchas expectativas en la persona elegida.Con los años las ilusiones disminuyen y algunos de los sueños se hacen realidad, mientras que otros se tornan imposibles; a su vez, nos damos cuenta que las expectativas puestas en la persona amada a veces resultan excesivas y nos cuesta aceptar que no sea como esperábamos.
Al elegir una pareja todo empieza bien. Cada miembro prueba sus posibilidades y límites y, en principio, muestra lo mejor de sí mismo sin dejar trascender aquello que pueda molestar al otro. Pero a medida que pasa el tiempo las relaciones se van haciendo menos lúdicas, más firmes, surgen diferentes cambios y cada cambio implica una crisis.
A menudo acuden a mi consulta personas que han perdido los sueños e ilusiones de pareja, a veces debido a la rutina, otras a la sobrecarga de tareas de la casa y muchas con el nacimiento del primer hijo; acaban aislándose cada uno en su mundo personal, alejándose inevitablemente el uno del otro.
La pareja pasa por fases muy diferentes que muchas veces aparecen como graves crisis. Pero es bueno entender que dichas crisis son esperables en todo proceso. Es muy importante poder tratar y superar esas crisis ya que es la única manera de poder sostener una pareja madura. Una de las claves consiste en poder diferenciar una crisis de un final definitivo, y es en estos momentos cuando se debe buscar ayuda profesional antes de que ésta ya no sea efectiva. Si bien, en ocasiones, aún empezando una terapia de pareja tarde para solucionar la crisis, la terapia ayuda a que el final sea algo más amable y menos doloroso.
Existe una fuerte resistencia a pensar que nuestras relaciones tienen problemas. El reconocer que puede que haya algo que no funciona es casi como admitir su fracaso. Las parejas se autoengañan pensando que es solo una temporada, que es debido a los niños, al estrés laboral, a una mala racha o a un sin fin de excusas, con tal de no reconocer que existe un problema al que se le deben dar soluciones efectivas. Otros se resignan pensando que nada cambiará y ya no hay solución posible y mejor continuar "aguantando" la situación por el bien de los hijos, cuando los niños son los primeros que perciben en el hogar la falta de amor entre sus padres, lo cual es mucho más dañino para ellos que una separación.
La terapia de pareja es muy útil si nos importa volver a recobrar los sueños e ilusiones por compartir planes de futuro. Si bien es cierto que no siempre funciona, tal vez debido a que en general se atrasa hasta que los problemas son demasiado profundos. El mejor momento para iniciar una terapia es cuando comienzan los problemas que no pueden ser resueltos por sí solos. Cuando esas situaciones se dejan pasar pensando que van a solucionarse milagrosamente se suelen acumular sentimientos de frustración dañinos para la relación.
Sabemos que el proceso de convivencia es complicado y que produce un desgaste en la relación. Esto se debe al proceso intrínseco de la propia convivencia y a todos los cambios, tanto personales como externos, que se dan en la vida de cualquier pareja, y que afectan en esa convivencia.  Este proceso de desgate es lento y las parejas no acuden de inmediato a buscar ayuda, intentan resolver los problemas con infinitud de mecanismos, no siempre acertados, como: dándose un tiempo, haciendo como si nada pasara, como si los problemas se solucionaran por ciencia infusa o con la esperanza que el otro "ya cambiará". Estos mecanismos erróneos aumentan los niveles de insatisfacción y malestar en el seno de la pareja. Es entonces cuando muchas parejas se plantean la posibilidad de realizar una terapia. 
El proceso de tomar la decisión no es fácil. Muchos de los casos que vemos en consulta son personas que han tardado tiempo en tomar la decisión, aún siendo conscientes de los problemas que tienen, bien por desconocer en qué consiste la terapia, hecho que conduce al escepticismo, bien por desconfianza sobre la ayuda que realmente pueden recibir. Generalmente, cuando acuden, suele haber un acontecimiento negativo reciente como detonante que ha provocado la decisión de llamar para esa primera cita. Pero hay un desconocimiento sobre “qué es” y “cómo no puede ayudar” la TERAPIA DE PAREJA. Entendiendo que esta falta de información cause escepticismo y retrase el acudir, provocando un mayor desgate en la relación, pensamos que dar una información clara y sencilla sobre el proceso de la terapia, acerca de lo que hacemos, cómo son las sesiones, etc. puede ser de ayuda para muchas personas que están viviendo una situación difícil en su relación de pareja y se han planteado la posibilidad de utilizar este recurso.

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