Una de las principales contribuciones terapéuticas que la psicología puede prestar para contribuir en la mejora de la salud (mental) de las personas es la de crear una atmósfera grata y acogedora, preparada para que el paciente se sienta a gusto y desarrolle todos los mecanismos que se le puedan ofrecer para conseguir dicha mejora. Para crear dicha atmósfera deben sumarse varios factores: humanos, terapéuticos y, como no, físicos. Es aquí donde el “espacio”, entendido como continente del día a día de las personas se convierte en una clave a sumar para el beneficio de la salud mental. 
Desgraciadamente, no siempre los espacios se diseñan “a medida” del usuario, ya sea por aspectos económicos o sociales o muchas veces por falta de consenso o comunicación entre el profesional que los “piensa” y el que los va a “utilizar”.
Así, el ideal para crear un espacio útil para la salud será combinar los conocimientos del psicólogo y del arquitecto sobre los factores físicos que conformarán el espacio y los aspectos constructivos o de acabado que les darán forma para así crear un espacio saludable. Con dicha sinergia se pretende conseguir una atmósfera de bienestar total de las personas para llevar a cabo una mejora en su salud.
La propuesta es crear un espacio factible para el desenvolvimiento, recuperación y desarrollo de personas con problemas de Salud Mental, en un entorno seguro y agradable.
El psicólogo pondrá en conocimiento del arquitecto las necesidades del día a día de las personas con problemas de salud mental , así como su especial idiosincrasia, y el arquitecto, apoyado por sus conocimientos constructivos, formales y estéticos, plasmará el resultado en un espacio funcional, transformable (adaptado a diferentes usos y momentos), cálido y luminoso, de proporciones cuidadas, sostenible, seguro y estrechamente relacionado con el exterior y la naturaleza, hecho este último imprescindible para erradicar de una vez por todas ese sentimiento de confinamiento que puede sufrir la persona y que tan poco favorece su recuperación.
Desgraciadamente, no siempre los espacios se diseñan “a medida” del usuario, ya sea por aspectos económicos o sociales o muchas veces por falta de consenso o comunicación entre el profesional que los “piensa” y el que los va a “utilizar”.
Así, el ideal para crear un espacio útil para la salud será combinar los conocimientos del psicólogo y del arquitecto sobre los factores físicos que conformarán el espacio y los aspectos constructivos o de acabado que les darán forma para así crear un espacio saludable. Con dicha sinergia se pretende conseguir una atmósfera de bienestar total de las personas para llevar a cabo una mejora en su salud.
La propuesta es crear un espacio factible para el desenvolvimiento, recuperación y desarrollo de personas con problemas de Salud Mental, en un entorno seguro y agradable.
El psicólogo pondrá en conocimiento del arquitecto las necesidades del día a día de las personas con problemas de salud mental , así como su especial idiosincrasia, y el arquitecto, apoyado por sus conocimientos constructivos, formales y estéticos, plasmará el resultado en un espacio funcional, transformable (adaptado a diferentes usos y momentos), cálido y luminoso, de proporciones cuidadas, sostenible, seguro y estrechamente relacionado con el exterior y la naturaleza, hecho este último imprescindible para erradicar de una vez por todas ese sentimiento de confinamiento que puede sufrir la persona y que tan poco favorece su recuperación.
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