viernes, 21 de marzo de 2008

Como elegir psicólogo


A veces cuando decidimos que necesitamos ayuda para superar algunas de las dificultades que aparecen en nuestra vida, se nos plantea la duda de cómo elegir al psicólogo adecuado y como saber si el elegido será o no el mejor o aquel que pueda ayudarme en mis problemas o dificultades. Su terapeuta o psicólogo debe ser una persona en la que usted tenga fe y que le inspire confianza.
Debe interesarse en lo que usted cuenta y ser humanamente sensible. Debe prestar atención a sus aspectos sanos y no solamente a sus aspectos enfermos, pues es a veces potenciando las partes sanas de cada uno de nosotros, como se disipan aquellos aspectos menos sanos y que nos provocan malestar y ansiedad.

El objetivo de su terapeuta debe ser ayudarlo a usted a que se sienta mejor, más dueño de sí mismo, a que pueda comprenderse, aceptarse y conocerse mejor.

Comenzar una terapia supone generalmente un arduo esfuerzo, muy parecido al esfuerzo que en ocasiones implica vivir.
Hay momentos de alegrías y otros dolorosos, diferentes puertas que se abren en busca de una alternativa para que usted resuelva sus conflictos y establezca una alianza con sus propios recursos sanos.
Bastaran pocas visitas y en ocasiones la primera entrevista para que usted descubra si la persona que le atiende podrá ayudarla y entenderla. Al margen de los conocimientos, la experiencia o la orientación psicológica empleada, las personas establecen entre ellas mejores o peores vínculos en base a características complejas y personales que crean o no, una necesaria afinidad para establecer un vínculo terapéutico y dejarse ayudar. Lo primero es tener confianza en el proceso de mejora y lo segundo en la persona que va a ayudarnos y en su entendimiento hacia nuestros problemas. De poco sirve que el profesional sea de reconocido prestigio si al sentarme frente a él, me siento cohibido/a como persona a la hora de expresar mis problemas o mis sentimientos. Es pues necesario conocer al terapeuta para después decidir por nosotros mismos si esa persona será eficaz a la hora de ayudarnos. A cada persona le servirá una ayuda distinta y solo cada uno de nosotros es capaz de darse cuenta de lo que le ayuda y le sirve. El crear un vínculo terapéutico, en el que la persona que necesita ayuda y su terapeuta establezcan un ambiente de respeto mutuo y confianza, facilita la mayor parte de la mejora y el que la persona sea capaz de encontrar en si misma con la ayuda de su terapeuta, los recursos más efectivos y adaptativos que le lleven a alcanzar el mayor grado posible de salud y una mejor calidad de vida. Al igual que establecemos afinidades con las personas y en ocasiones alguien nos proporciona tranquilidad sin apenas conocerlo/a, o por el contrario nos proporciona intranquilidad o malestar; así cuando usted acuda a la consulta de un psicólogo sabrá si será posible, esa afinidad y en consecuencia el establecer un buen vínculo en el camino conjunto hacia la mejora de su bienestar.

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